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Acaba el experimento social llamado Gran Hermano. Ahora nunca más volveremos a saber de sus protagonistas

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Treinta Denarios. E1.B (Zion): Responsabilidad

Iniciado por Deke, 30 de Noviembre de 2011, 00:33

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Deke

Calabria, Idunne, Artemis, Khalanos


Zion, zona de viviendas
09.34 a.m.

Vuestros hogares se encuentran a una altura intermedia de las torres de Zion. [Podéis vivir solos, acompañados de otros miembros de la tripulación, con amigos...a vuestro gusto]. A esta profundidad de subsuelo la luz de la mañana no os alcanza, pero la luz artificial se intensifica para ayudaros a ordenar vuestro ritmo de sueño.

Es hora de desayunar algo consistente para prepararos para unas cuantas horas de trabajo. Os habéis citado a las 10.00 arriba, en el puerto, para reparar una pequeña brecha en el casco de popa de la nave. Os la abrió un Centinela la semana pasada en una persecución. Desde hace un tiempo parece que la vigilancia de los túneles se ha multiplicado.

Por suerte, la comida aquí es mucho más completa que vuestras raciones en la nave. No puede competir en calidad con la de Matrix, pero siempre es un placer volver.

[Especificad en vuestro siguiente post o en un MP vuestro inventario.]

Idunne

"Amanece".

Son las siete de la mañana y me preparo el desayuno, tras rezongar unos minutos más en la cama. Hoy no parecía un día especialmente interesante. La radio informa de diferentes cosas a las que no presto atención mientras miro al vacío.

Tras tomar la pasta nutritiva (más sabrosa que la que hay en la nave), me ducho y me preparo para salir. Se tardan aproximadamente quince minutos desde mi casa al Puerto donde está la Heimdall, así que voy con tiempo más que de sobra. Aprovecho y hojeo algún libro para hacer tiempo, y, cuando son las nueve y media me encuentro tan enfrascado en mi propio pensamiento que ni el reloj, que había programado para esa hora, es capaz de despertarme salvo cuando acaba de pitar.

Me pongo ropa de trabajo: Un mono negro y unas botas cómodas. No vamos de misión, sino a arreglar una brecha. Aún así, cojo la chapita identificativa de "Capitán", para que me dejen acceder al puerto de la nave.

Llego a las 9.57 al puerto, donde ya está esperando Coder. La saludo con una sonrisa.

- ¡Hola, Coder! ¿Qué tal?

Tras el saludo, espero unos segundos y digo:

En cuanto vengan Bear y Da Vinci entramos a echarle un ojo a la nave.

Calabria

La luz artificial entra por la diminuta ventana del aún más diminuto apartamento, cuya habitación principal parecería inhabitada si no fuese por el ordenador que ronronea con la pantalla apagada en una esquina. El dormitorio es otro cantar: no hay armario, solo un catre y ganchos en las paredes de los que cuelga la ropa.

8:30, suena el despertador. Ducha rápida, 10 minutos. Me visto con camiseta negra, pantalones cargo oscuros y botas. Abro uno de los armaritos de la cocina-comedor y cojo un bote al azar, que caliento durante unos minutos. Reviso el reloj de muñeca. Voy con tiempo, así que enciendo la pantalla del ordenador e introduzco la contraseña.
8:50, como delante del ordenador, mientras reviso el código que dejé a medio anoche. No aparto la vista de la pantalla y mi mano derecha alterna entre el teclado y la cuchara.
9:10, hora de ir saliendo si no quiero llegar tarde. Cojo la mochila del cuarto y reviso que está todo: los tres cuadernos de notas, el disco duro, llaves, gafas de sol. Faltan los destornilladores pequeños. En la bolsa de deporte, los debí dejar ahí ayer después de arreglar el circulador de aire de BigSis. Los cambio a la mochila, me pongo las gafas de sol y salgo.

Camina por las abarrotadas calles de Sión mirando a un punto fijo, al frente, siempre al frente, pegada a las paredes, eligiendo el recorrido más libre de transeúntes. Con prisa, sin parar ni fijar la vista en nada. Al llegar al puerto se dirige hacia la nave y tras rodearla se para al lado de la brecha y la examina detenidamente, mientras acaricia de forma mecánica el casco.

9:55, aún no ha llegado nadie. Normal. Oh, por ahí parece que llega Click.

Cita de: Idunne en 30 de Noviembre de 2011, 01:37
- ¡Hola, Coder! ¿Qué tal?
- Bien
Le sonrío casi sin pensarlo. Me resulta agradable este tipo.

Cita de: Idunne en 30 de Noviembre de 2011, 01:37
En cuanto vengan Bear y Da Vinci entramos a echarle un ojo a la nave.
No es una pregunta, pero supongo que es de buena educación contestar algo.
- De acuerdo, aunque creo que el daño es más superficial que otra cosa.

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Artemis

-¡Despierta memo!¡ Llegas tarde otra vez!

Le tira una taza de latón a la cabeza.

-¡AaahAaaaaah!

Me caigo de la litera. Auch. Esta Hilda siempre igual de sutil. Miro la hora. 8:45. Mierda. El despertador ha vuelto a estropearse. Tarde otra vez. Miro a mi compañera de habitación. Parece estar trabajando en algún tipo de artefacto antiguo. Nunca entenderé que vé en esos cacharros.

-¿No podías haberme despertado antes?-
Digo mientras olisqueo la ropa para encontrar algo limpio.

-¿Que soy?¿Tu niñera? Búscate un despertador nuevo. Yo tengo mejores cosas que hacer que cuidar de ti.-
Ni siquiera levanta la vista de su trabajo. Es inútil discutir con ella. Encuentro una camiseta blanca sin mangas y unos pantalones militares que no huelen demasiado mal. Me visto a toda prisa y le pongo el despertador en la mesa a Hilda.

-Echale un vistazo a ver que le pasa. Sabes que le tengo cariño
Había sido un regalo de  la mujer que le había sacado de Matrix. No había vuelto a verla y ni siquiera sabia su nombre. El despertador era lo único que me quedaba. ¿Que seria de ella?

-Te mimo demasiado. Corre, o se van sin ti.
Me lanza una mirada tierna. No hay quién entienda a las mujeres. Cojo una taza del desayuno y una especie de galleta y me pongo en camino. Cerca del puerto hay unos chavales trasteando con un motor viejo. Me recuerdan tanto a mi. Sus vidas son aún mas duras que la que fue mi existencia en Matrix, pero a ellos les queda esperanza. Tenia que dar lo mejor de si mismo. Sigo andando mientras doy cuenta de la "galleta" y pego un sorbo de la taza. No era café, pero estaba caliente y le serviría para espabilarse. Algo es algo. Cuando alcanzo a ver el puerto veo que el capitán y Coder ya me están esperando junto a la Heimdall. Falta a Da Vinci. Bueno, al menos esta vez no soy el último. Me acerco con la mejor de mis sonrisas y  exclamo:

-¡Buenos dias!
¡Me has pegado en una teta Scott Pilgrim!

Idunne

Después de charlar un rato con Coder, y dándome cuenta de que ya iba siendo tarde (10.15), digo:

- Bueno, se va haciendo tarde y nadie viene. ¿Te parece si vamos entrando y vamos preparando las cosas?

Antes de que le de tiempo a articular palabra, me percato de una mancha verdiblanca que se acerca con toda tranquilidad a la nave.

- Mira, parece que viene por ahí Bear. ¡Eh, Bear!

Le echo una mirada algo reprobatoria. Había que mantener un poco el espíritu de autoridad.

- Anda que... Llegas quince minutos tarde, Bear. ¿Otra vez el despertador? - Cambio la actitud y pongo una sonrisa en el gesto -Bueno, por esta vez te libras, que Da Vinci llega más tarde que tú. ¿Todo bien?

Comienzo a andar hacia la nave, esperando que me acompañen.

Artemis

El capitán me echa una mirada de reproche, pero luego cambia su expresión por una sonrisa. Ojala fuera tan facil hacer sonreir a todo el mundo. Coder también ha llegado, porsupuesto. Su cara no me dice nada. Nunca sé que le pasa por la cabeza.
Cita de: Idunne en 30 de Noviembre de 2011, 03:45
- Anda que... Llegas quince minutos tarde, Bear. ¿Otra vez el despertador?
-Mis disculpas capitán. El maldito despertador otra vez. Solo por este tipo de cosas vale la pena hacerles la guerra a las malditas máquinas.
Cita de: Idunne en 30 de Noviembre de 2011, 03:45
-Bueno, por esta vez te libras, que Da Vinci llega más tarde que tú. ¿Todo bien?
-Si, claro. He desayunado. Para mi eso es motivo mas que suficiente para estar bién.

Acto seguido se encamina hacia la nave. Supongo que tendremos que empezar sin Da Vinci.
-Espero que hayan puesto a punto el cañón de popa. Se me encasquetó un par de veces en la última misión. Y hablando de misiones, ¿Que tenemos para hoy?
¡Me has pegado en una teta Scott Pilgrim!

Calabria

Entro a la nave tras el capitán y Bear quitándome las gafas. La luz es mortecina, las paredes oscuras y frías, el ambiente está cargado de olor a pólvora, grasa y sudor...pero es más mi hogar que cualquier otro sitio en este planeta.

Me dirijo hacia los camarotes y dejo la mochila en mi taquilla, pasando antes lo imprescindible a mis bolsillos.
Vuelvo a buscar a los demás, mientras paso por el cuartillo que hace las veces de trastero de la nave y cojo la caja de herramientas, una linterna grande y el soplete. Van a hacer falta. Camino con dificultad hasta que me cruzo con el enorme soldado en el pasillo.

- Bear, ayúdame a llevar esto hasta popa. - Digo sin mirar mientras le tiendo la caja de pasada.

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Deke

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En vuestra zona hay otras tres naves activas;
A vuestra izquierda, la Gnosis, de tamaño pequeño (como vuestra nave) y aspecto moderno. Su capitán es Morfeo, al que habéis visto rondar por los muelles. Una mujer de su tripulación, atlética y con el cabello negro, está sentada al borde del apeadero mirando pensativa el paisaje de Zion.

A vuestra derecha, la Nebuchadnezzar, de tamaño grande y aspecto antiguo. Su capitán es el prestigioso capitán Lock, héroe de guerra. Él y una mujer con la piel color canela están instalando un nuevo modelo de cañones, los más brutos que habéis visto nunca.

A vuestra espalda está la Logos, de tamaño muy pequeño. Su capitana es una mujer rubia llamada Ice. Están haciendo alguna clase de prueba de motores.

Además, un gato gris está dando vueltas por las plataformas. Es de un niño escuálido, seguramente un aprendiz, que observa con curiosidad lo que hacéis en las naves. Sois un ejemplo para él.

khalanos

#8
-Mierda, mierda, mierda- murmuraba por lo bajo mientras corría hacía el puerto por las calles de la ciudad subterránea.

Normalmente siempre llegaba a tiempo, la puntualidad era muy importante para mí, sin embargo, en esta ocasión me había demorado con la lectura de tratados de ingeniería.

No hacía tanto que había abandonado Matrix y debía ponerme al día, además me gustaba leer y aprender por mi cuenta, me recordaba a lo dejado atrás, que al fin y al cabo me gustaba, sobretodo la comida. Esperaba que algún día pudiésemos hacer de Sion un Matrix real, cuando todas las máquinas fuesen destruidas.

Llego al puerto para ver a lo lejos a los demás entrando en la nave, avanzo hacia allí con presteza, apenas me fijo en la Gnosis aunque no puedo evitar detenerme unos segundos a observar los nuevos cañones de la Nabuchadnezzar.

-Buenos días- digo a los demás -lo siento, me he dormido

Me excuso mintiendo, no me apetecía tener que dar explicaciones sobre mi vida.
Cita de: Psyro en 28 de Octubre de 2011, 19:29
Hago notar una cosilla con respecto al grupo. De momento somos dos nosferatu horriblemente deformes, dos top-models, dos pelirrojazos desafiando toda estadística, dos dothrakis (uno de ellos homosexual), Kurt Cobain y el calvo que habla muy rápido de Aquí no hay quien viva. Junto a un pobre Ventrue estadísticamente normal, vamos a pelear con algo relacionado con un grupo de pandilleros africanos del Bronx.

Deberíamos fallar absolutamente todas las tiradas sociales, sólo por las pintas.

Idunne

Cita de: Deke en 01 de Diciembre de 2011, 18:01

En vuestra zona hay otras tres naves activas;
A vuestra izquierda, la Gnosis, de tamaño pequeño (como vuestra nave) y aspecto moderno. Su capitán es Morfeo, al que habéis visto rondar por los muelles. Una mujer de su tripulación, atlética y con el cabello negro, está sentada al borde del apeadero mirando pensativa el paisaje de Zion.

Clavo mi mirada un momento en ella mientras Coder va a por las herramientas. Ladeo la cabeza, y empiezo a montarme en mi cabeza distintas teorías acerca de por qué está ahí, como siempre hago. Pero el tiempo de pensar dura poco. Da Vinci llega corriendo. Miro mi reloj mientras se disculpa.

- Joder, Da Vinci, que son las diez y veinte. Que dormirse no es excusa, que esto llega a pasar mientras estamos de misión y estamos jodidos. Imagínate: "Lo siento, no he podido manejar el cañon de estribor porque estaba echándome una siesta". Hay que saber organizarse. Venga, confiesa. ¿Hasta qué hora estuviste leyendo anoche como para quedarte dormido hoy?
No me gusta ponerme serio, pero hay veces en las que hay que serlo.

- Bueno, no te preocupes. Por hoy no pasa nada. Pero no lo vuelvas a hacer o te quedarás sin raciones uno de cada dos días de misión. O con turnos dobles, lo que prefieras. Anda, ve a echarle una mano a Coder, que está sacando las cosas para arreglar la "marquita" que dejó nuestro amigo centinela.

Es cierto, uno no puede estar a por uvas cuando se está de misión u ocurrirán cosas como la que nos ocurrió, pero en grave.

En cuanto Coder saca la caja y el resto de cosas tiendo mis manos para echarla una mano:

- Trae. déjame echarte una mano con eso.

Como le había ofrecido la caja a Bear, me inclino por coger el soplete y me dirijo a popa silbando, cuando me doy cuenta de que hay un chaval observándonos. Se le ve como desnutrido.  (Si me mira directamente) Le echo una sonrisa y le digo:

- Eh, chaval, ¿te apetece ver más de cerca lo que hacemos? Ven, así aprenderás a reparar este tipo de golpes cuando seas tripulante.


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