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Los que estiraron la pata

Iniciado por El tipo, 29 de Julio de 2008, 19:22

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El tipo

Abro el hilo para que lo que vamos quedando por el camino puedan poner su historia. Da nauseas abrirlo con una historia como esta y más porque el personaje fue creado mientras se leía el manual, pero quien sabe. Quizá tarde o temprano alguien ponga algo que valga la pena:


Vampiro: Javier "el loco"

Es extraño hablar del pasado, sobre todo cuando ya no te queda nada de él. Pero que mas da, peor que perder el pasado es dejar de vivir sin haberlo enfrentado alguna vez. Vivir... tras casi 17 años de haber sido transformado en esta... cosa. Aún no me acostumbro. Mi sire me decía que después de unos años lo comprendería. Puede que sea cierto, pero ese día sabré que he muerto.

Fui secuestrado cuando regresaba de una clase de la facultad, laboratorio de química orgánica. No se si era cierto o lo inventé después intentando recordar. Pero odiaba a esa profesora. En fin, era una noche oscura y por la calle que solía pasar todas las luces estaban apagadas. Normalmente, hubiera cambiado de idea y dado un rodeo, era un barrio peligroso y lo último que quería era que me robaran los pesados libros de biología que acababa de sacar de la biblioteca. Sin embargo una extraña fuerza me arrastró a las sombras. Nunca supe, o más bien ahora no recuerdo lo que pasó después.

He escuchado muchas historias de colegas neonatos sobre sus abrazos, sobre el placer y el dolor que sintieron. Yo no recuerdo el mío. No se si mi mente lo borró por no poder soportar el trauma o alguien decidió arrebatarme ese recuerdo. Lo primero que recuerdo es estar recitando frente a mi sire las tradiciones. Al tiempo recuerdo que cuando se lo comenté a mi sire y me dijo riendo.

-Ay mi Chiquillo, no preguntes y agradece de seguir vivo.

Más tarde supe que me había resistido hasta el último momento, tuvieron que dejarme inconsciente para que pudiera beber de los siete antiguos Tremere. Al parecer me borraron el recuerdo por haber escupido en la cara a uno de ellos. Sea como sea, yo no lo recuerdo.

No se de tener más lagunas en mi memoria, no dudo que las tenga pero el resto de mis recuerdos parece coherente, dadas las circunstancias no puedo más que agradecer que hallan realizado un buen trabajo.

Una noche, tras presentarme ante el príncipe de Montevideo (ha, como extraño a mi tierra natal, Uruguay) el cual para bien o para mal me ignoró por completo. Mi sire me dijo que tenía ante mí una difícil decisión. Debía escoger la senda en la cual me especializaría para practicar Taumaturgia.

-Esta elección determinará tu futuro.- Me dijo.-  Toma la con calma y piensa lo bien, la elección incorrecta puede ser peor que no tomar ninguna.

La decisión que marcaría el resto de mi existencia la tomé a la noche siguiente, aunque no lo supiera enseguida. Por capricho de un Príncipe anterior nuestra capilla se encontraba en las afuera de la ciudad, aunque por las ciudades que he visto en este viejo continente debería llamarlo pueblo. Como sea, estábamos muy expuestos ante las incursiones de los hombres lobo. Cosa que terminó sucediendo.

Llovía fuerte esa noche que se iluminaba cada poco con fuertes fogonazos en el cielo. El mal tiempo dificultaba que los que nos encontrábamos en la capilla pudiéramos usar Auspex para sentir el peligro y esas bestias lo sabían. Estaba estudiando en la biblioteca de la capilla cuando escuche gritos que venían de lo que podríamos llamar los dormitorios. Al recorrer los pasillos fue cuando me lo encontré. Un hombre lobo con su forma de guerra listo para saltar sobre mí para arrancarme la carne de los huesos.

Su figura era aterradora pero yo estaba fascinado, me sentí como el biólogo que nunca pude ser viendo a un ser magnífico. Si no fuera por los disparos que hizo mi sire a mis espaldas no estaría contando esto.

Unas noches después, cuando todo estuvo calmado de nuevo, busqué todo lo que pude en la biblioteca sobre los hombres lobo. No tardé en descubrir que no se sabía casi nada de ellos, algo inconcebible siendo una amenaza tal. Si algo había aprendido en mi no-vida era que la información era poder y no teníamos casi nada. Los conocimientos se limitaban prácticamente a como atacaban y como matarlos, conocíamos sus espadas pero y armaduras pero no como las usaban.

Eso dio sentido a mi existencia, ya no pertenecía a mi antigua raza pero podía mejorar las posibilidades de la nueva ante un desastre. Comencé a prepararme para esto, entrené todas las formas de evitar una emboscada que se me ocurrían, al igual de cómo esconderme y pasar desapercibido, aunque nunca dominé Ofuscación, creo que porque estoy algo gordo.

Fue entonces cuando comencé a hacer salidas al campo para estudiarlos como podía, mi sire no estaba para nada de acuerdo y conseguí muy poco dinero de él, por lo que casi no tenía plata. Un par de balas y un cuchillo simbólico, por lo que la senda que más manejo se podría decir que me eligió a mi en vez de yo a ella. Me especialice en el encanto de las llamas. Después de todo, si moría definitivamente en medio de la nada serviría tener un primer plano de los dientes de esas criaturas.

Este arte me a salvado unas cuantas veces, más en Europa donde los licántropos son más abundantes, pero me estoy olvidando de hablar de cómo llegue a esas tierras...

Aunque debo ser sincero en una cosa. La verdad era que odio a mi nueva raza, dos veces he matado inocentes alimentándome y sus nombres me acompañarán por largos años, tampoco creo ser capaz de dañar a algún niño, la sola idea me hace añorar el beso del sol, quizá por eso es que empecé a ir al campo a estudiar a los hombres lobo. No lo se, tampoco se porque con el desprecio que siento a la estirpe quiero ayudarla... simplemente soy así.


Veras, al igual que los mortales que emigran a los distintos países del viejo continente no lo hice por placer. No fue que mi clan se impacientara por mis actividades, en realidad parecían satisfechos de la información que les brindaba, a pesar que algunos me llamaran el Malkavian del clan. Tampoco fueron los hombres lobo, de cuatro incursiones solo una vez me encontraron (Salí medio muerto de ello pero salí). Ni siquiera los pocos Gangrel que se aventuraban fuera de las ciudades parecían preocupados por mis incursiones en lo que alguna vez fuera su territorio, estos parecían divertirse por mi osadía... Paradójica mente esto comenzó con el mejor día, perdón, noche de mi no-vida.

Más extraño es que lo considere la mejor noche, acababa de matar a mi primera persona para alimentarme (descartando la de mi abrazo), un desgraciado con muerte cerebral al que los familiares se negaban a desconectar. No dejo de repetirme que estuvo bien, pero no puedo olvidarlo. En fin, me estoy desviando...

Ese día me encontré con mi hermano menor, hacía años que no lo veía y me daba por muerto. Era el único vivo de mi vieja familia mortal. Fueron extrañas nuestras primeras palabras, aún no se como no salió despavorido o como llegamos a reírnos tanto. Si reírnos, o lo más parecido que podía llegar a hacer o sentir un vampiro. Por una noche la mascarada se fue a la mierda. Hablamos de los viejos tiempos, un poco de los nuevos (más el que yo por supuesto), hicimos un poco de judo. O más bien Anti-judo como yo le decía hacia años, aunque en esta ocasión yo le ganaba jeje... Incluso me propuso que pasara a saludar a su familia. Nunca había sentido tanta felicidad, era como si la falta de sensibilidad proveniente de la maldición de Caín se hubiera borrado. Lo acompañé hasta su casa a pesar que el sol no tardaría en salir. ¿Por qué diablos lo hice?

No fue que el sol me tocara, como había aprendido en mis incursiones, cerca no era lo mismo que tocar. Pero a la mañana siguiente la ciudad se llenó de fuego.

La escoria del Sabbat estaba buscando los escondites de los que consideraba los vástagos más fuertes de la camarilla en la ciudad. Y los muy estúpidos pensaron que ese era mi escondite y mi hermano mi Ghoul... ¿Pueden creerlo? ¿Yo de los más fuertes?

El más pobre tal vez, el más des prolijo posiblemente, el más insensato seguro. Pero solo un idiota pensaría que era de los más poderosos. No era difícil encontrar vástagos de la 14ta generación superiores a mi en cualquier aspecto que se los comparase. ¿Y que dormía en esa casa? ¡Si todo el mundo sabía que siempre dormía en la capilla por la biblioteca!

Menudo montón de idiotas, de seguro se limitaron a seguir al primero que encontraron.

Aún recuerdo con dolor como mi sire  identificó el cuerpo carbonizado comparando su vitale seca con el sabor que recordaba que tenía la mía. Solamente estaba ampliando sus estudios sobre la senda de la sangre, pero quiero pensar que lo hizo por bondad. Necesitaba creer que no era el único vampiro que conservaba algo de su humanidad. Aunque empezaba a dudarlo.

A la noche siguiente fui reconocido por mi sire como neonato, antes de eso él decía:

-En lo que a mi respecta tú eres un chiquillo cuando aprendes lo que es verdaderamente ser un vampiro.

No creo que incluso ahora sepa  eso, o al menos no quiero aceptarlo. Quizá vio lo que planeaba hacer y decidió liberarme para no cargar con la culpa, o el mismo me impulsó a hacerlo. No lo se. Quiero creer que fue iniciativa propia.

Más como un sabueso que como un humano... quiero decir vampiro. Se que estoy pesado con esto pero no lo hago a propósito. Como decía, más como un sabueso que como un vampiro. Por medios que antes del abrazo, y ahora que se me ha pasado la sed de sangre que sentí, condenaría. Otros vástagos los consideraran normales, pero yo no puedo. No lo acepto.
Fue entonces cuando maté a mi segunda víctima, una joven hermosa con toda una vida por delante. Aún no se porque lo hice, sabía que estaba bajo la influencia de un vínculo de sangre, estaba atrapada en esa maldición abominable. Pero no me importó, la golpee una y otra vez, le quemé la cara, corté los dedos... el resto no puedo recordarlo, no quiero.

Al final di con los asesinos, un ghoul no fue tan leal a su amo. Tenían una reunión en un depósito de mercaderías textiles listas para la venta, se estaban reagrupando una semana después, menudos haraganes. Como sea, me hice pasar por un nuevo miembro y me acerqué lo que pude. Mi idea original era seguirlos por separado y matarlos uno a uno en sus refugios. Pero el odio pudo más, invoqué todo el fuego que pude, sin importar que quedara atrapado en las llamas... Dios, si el fuego que usamos en Taumaturgia viene del infierno, el material combustible del lugar abrió las puertas de este.

No me preguntes como pero salí vivo de ahí, pude moverme unas calles hasta un lugar que consideré seguro, pasé allí la noche lamiéndome las heridas. La noche siguiente tuve que estar más de 6 personas para recuperar la vitale que había gastado... Es cierto que si hubiera vaciado al primero ya hubiera bastado, pero soy así. Para bien o para mal soy así. No le saqué más de medio litro a cada una.

Con eso pensé que todo había terminado, pero no. El príncipe había acordado una tregua y yo precisamente la acababa romper. Para mantener la paz fui cazado y expulsado de mi Patria. Como si no bastara contrataron a un Gangrel para que me cazara. Nunca lo he visto, pero he escuchado rumores que me sigue de cerca. Eso y que de cazarme por dinero a convertirse en algo personal. Es extraño, generalmente tengo que conocer a alguien para que me odie tanto, me pasaba frecuentemente tanto antes como después del abrazo. Creo que es por frustración por no dar conmigo jeje.

Veras, yo tengo una filosofía que muchos tachan de extraña "si estás acorralado has algo estúpido". Muchos la tachan de suicida, pero me ha servido en muchas de mis excursiones al campo. En realidad solo en la que hice una ya en España.

¿Qué me estoy adelantando de nuevo? Lo siento, es que esto me hace divagar. Míralo de este modo, esta vez fue por menos. Ya estoy llegando.

Bien, como podrás imaginar hice algo estúpido, me metí dentro de un contenedor del puerto que iba a España. Y a que no adivinas quien era el dueño de la compañía de ese barco... Un antiguo perteneciente a la secta del sabbat.

Así llegué a España, un país extraño, sin contactos, sin dinero y ningún motivo para existir. Después de todo no me quedaba nada. Estaba acorralado, era cuestión de tiempo para que fuera exterminado de una u otra forma... Entonces hice otra cosa estúpida.

Tras presentarme al príncipe, fui directo al campo sin ningún preparativo. No se en que estaba pensando si es que lo hacía, mis anteriores tres salidas fueron bien planeadas, buscaba potenciales refugios fotos satelitales y trazaba una ruta a seguir, eso era mucho más sencillo en Uruguay, hay montones de casas abandonadas en el campo, aquí no. También juntaba sangre de perros o ratas para cubrirme con ella y camuflar mi olor. Ni me molesté. Era como si alguien me incitara a hacerlo, y no dudo que fuera así.

Como sea, por eso me gané el apodo de "el loco". Tras dos horas de caminar a campo descubierto pasó lo lógico. Me topé con una enorme manada de lupinos. Si estaba bajo la influencia de algún otro vástago se rompió en ese momento. Al igual que varios récords en velocidad, aún me duelen las piernas de recordarlo.

De alguna forma no me alcanzaron  hasta estar en las afueras de la ciudad, quizá sea por todo el fuego que invoqué mientras corría, aunque lo dudo, más de una vez casi mi incinero yo mismo. Tal vez fue que no pensaron que un vampiro corriera tanto.

Como fuera, me alcanzaron y derribaron de un solo golpe en la espalda. Sus garras cortaron la carne como si se tratara de mantequilla. Por alguna razón aún conservo las marcas... Si, tengo cicatrices. Me llevó meses y muchos litros de sangre sanar del todo esas heridas, o por lo menos lo suficiente como para que no se reabran durante el día. Por muestras que tomé de mis heridas a la noche siguiente y por los efectos que sentí en carne propia, se parece mucho a la Caricia de Bal que usan los assamitas. Aunque, y yo soy una prueba de ello, su efecto es considerablemente menor.

Lo extraño es que no les afectara, y más aún, no encontré referencia alguna en los diferentes libros que he consultado. Se trataba de algo nuevo, por lo que estaba planeando una nueva incursión para investigar más cuando me metieron en este lío de una forma poco agradable. Un Ghoul fue a buscarme y por medios "diplomáticos" me llevó ante su amo, un tal Monca o Monza o algo así. Pero eso es otra historia.

¿Qué me he olvidé decir como me salvé de esa? Pues no me ha dado muy buena reputación en mi clan, a pesar que fue gracias a eso que conocí a Carlos Torrado, un Nosferatu que vive en Barcelona, a él le he vendido muchas fotografías, videos y otras informaciones a cambio de dinero y favores.

Al parecer los hombres lobo me abandonaron para morir o a manos del sol o del veneno, ácido, o lo que sea que llevaba ese lupino en las garras. Y estuvo cerca de ser así. Afortunadamente no era el único que había perdido la razón aquella noche, un grupo de Malkavians estaba haciendo valla a saber uno qué, me encontraron y me llevaron a la ciudad. Me salvaron aquella noche y les estaría eternamente agradecido con ellos y su clan si no hubieran intentado cocinarme al escabeche la noche siguiente.

Como fuera, alguien esparció el rumor de lo que había hecho y desde entonces los que lo han escuchado, que son afortunadamente muy pocos, me toman por un Malkavian. Por lo que me agregaron el título de "el loco". Que original.


PD: Si hay algún problema con esto no tengo drama en borrarlo.

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