La Historia de Shadark - Las Ocho Coronas

[Shadark]

Bueno, después del rollo del CRAC y de leer a Khram, meterme al rol, interpretar y volver a dejar volar mi imaginación... retomaré este proyecto que tengo abandonado desde hace mucho tiempo.

Tengo ganas de escribir una novela, aunque tenga que ser la "novela de mi vida". La teoría sería hacerla sobre lo que sería mi "personaje de rol típico", pero también añado metáforas sobre la vida real, finas ironías acerca de otros libros de fantasía, y Sod sabrá qué más. Está sin acabar, casi sin empezar, ojo, pues tampoco me corre prisa por acabarla y casi me siento sin inspiración, y para escribir mal pues prefiero no hacerlo en absoluto.

Estará llena de contradicciones, hace tiempo que no la reviso; teóricamente tengo hecho el mapa (a lápiz y muuy cutremente) de lo que sería el mundo. Pero en fin, supongo que alguna crítica que otra no me vendrá mal, pues las únicas opiniones que he tenido han sido de mi tío (que dijo que le encantó) y de mi profesora de lengua (que solo vio un par de capítulos). Supongo que si hacéis críticas (para bien o para mal) es posible que vuelva a morder el anzuelo y retome esta historia.

Lo siento por algunos de los estilos de letra, que no se pueden copypastear... así que algunos textos perderán el estilo propio de la letra. Los capítulos son de extensión variable, hay alguno muy corto y otros más largos.

En fin, no sé si extenderme más, que sea lo que Sod o Tun quieran y opinad, por lo que más améis en el mundo. No os cortéis en absoluto, si decís que es una mierda decidlo (pero argumentadlo  ). Una nota: intento no cortarme en absoluto a la hora de describir sangre o sexo, quiero que sea una novela también "real" en la medida de lo posible.

Allá vamos.

EDIT: Uploadeo el boceto de mapa que tengo hecho:

[Shadark]

PRÓLOGO

"Yo soy Shadark, y esta es mi historia".
-Mmmmm... un comienzo demasiado convencional. ¡Pero no me rendiré!
Arrugó el pergamino y lo arrojó contra el suelo. Después de eso, envió una bola de fuego desde la mano hacia el papel, que se consumió instantáneamente. El que había lanzado el hechizo era Shadark, un hombre de mediana edad, de pelo oscuro y mirada profunda. Sus ojos negros dejaban entrever un poder arcano y oculto bajo su piel.
-Está bien, comencemos de nuevo. ¿Y si empiezo con...?
-¡Shadark! ¡Deja de escribir y recoge todo! ¡Nos vamos! – gritó un hombre fuera de la habitación donde Shadark estaba escribiendo.
-¡Ya voy, dejadme un momento! –exclamó Shadark, añadiendo en voz baja – Ni escribir le dejan a uno... pero juro por Sod que acabaré mi historia.
Shadark cogió un fardo del suelo y salió por la puerta.

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Tiempo atrás...
-¿Los habéis encontrado?
-Todavía no, señor... pero tenemos varios ejércitos buscándolos... el resto están ocupados en la empresa del noroeste...
-Bien... mis planes se están cumpliendo a la perfección...
-Hay algo más, mi señor... nuestros espías en Sathon nos informan de que aún quedan unos cuantos renegados...
-Excelente... traedlos ante mi presencia. Les tengo reservada una sorpresa muy especial... Aún no tienen la más remota idea del poder contra el que se enfrentan...
En ese mismo momento, una tormenta se desencadenaba unos kilómetros más al sudeste.
Un mensajero entró corriendo en la sala donde se encontraban las dos personas.
-¡Señor, la de Oshtar...!
-Lo sé... ha sido hallada.
El hombre que había hablado al principio se giró hacia el otro y dijo:
-Pulos, prepara a mi séquito. Iré a Oshtar en cuanto termine de resolver otros asuntos.
-Sí, señor- respondió el hombre.



1: NACIMIENTO FRUSTRADO

Año 83. Shen, el mundo viviente cerrado por el Gran Vacío infranqueable, está tranquilo. El bien y el mal olvidan sus rencores por algún tiempo y ambos se dedican a la búsqueda del poder. Shen está dividida en nueve zonas. Al norte se sitúan, de izquierda a derecha, las ciudades de Inisma, Londess y Fondalost, representantes de las virtudes de la Verdad la Justicia y el Honor. Al sur están situadas las ciudades de Oshtar, Unkherd y Ruthon, que simbolizan las cualidades de la Ira, el Odio y la Venganza. Ninguna de estas características es buena o mala por sí mismas, sino dependiendo de la gente que las posea en mayor o menor grado.
Al este, la ciudad de Nerondor se alza como una atalaya que advierte al mal que el bien nunca cederá terreno. Hogar de los guerreros de la orden de Erond, son los encargados de proteger las tierras que no desean entablar combate. En el lado opuesto, la fortaleza-prisión de Nurad-Kôr, con el aspecto de unas fauces que se ciernen sobre todo Shen, se yergue imperturbable, sin que nadie que no tuviera algo que ver con el mal haya entrado, excepto como prisionero. Allí residen las tropas de la orden de Urad, de donde vienen los hombres que forman parte el ejército del mal. En el centro de Shen, se encuentra la ancestral torre de Sathon, hogar de los sabios y de los eruditos. Aquí vienen a estudiar los caminos de la magia los hechiceros y magos cuando son jóvenes, aunque algunos se quedan después de terminados sus estudios para impartir clases a jóvenes e inexpertos aprendices.
Nuestra historia comienza con el nacimiento de un pequeño niño en una aldea llamada Torl, situada al sur de Inisma, cerca de la fortaleza de Nurad-Kôr. Sus padres, Sherk y Aldara, eran cazadores en el cercano bosque de Terindo.
Aldara daba a luz. En el lecho exterior, donde todas las mujeres de Torl tenían a sus bebés (debido a una antigua tradición que se remonta a más atrás de la actual Cuenta de los Años), entre los gritos de dolor Aldara lloraba de alegría. Su hijo Shadark había nacido con el don de la magia, según dijo su padre.
- Mi hijo es un mago... lo percibo claramente, aun cuando fuera sordo, mudo y ciego podría asegurarlo. Siento que su energía llega hasta mis manos. Será un hechicero... lo enviaremos a Inisma para que desarrolle su magia, ¡y recemos a Sod para que algún día llegue a estudiar en Sathon!
-Shadark... - pronunció con voz trémula Aldara - Se llamará Shadark... -Y diciendo esto cayó rendida a causa del esfuerzo en el lecho. Su cara reflejaba la mayor felicidad que una persona pueda expresar. Volteó la cabeza para mirar a su esposo...
Una flecha salió disparada de entre los árboles hacia ella. Sin poder hacer nada, la saeta impactó contra el cráneo de Aldara. Cuando Sherk quiso darse cuenta, su mujer ya había dejado de respirar. Su boca, de donde tantas palabras amables habían salido, ahora manaba sangre, como si quisiera demostrar que aún le quedaba un aliento de vida.
Sherk quedó aturdido. La gravedad de los acontecimientos superaba a su entendimiento. Mientras que todo el mundo huía hacia sus casas, Sherk cayó de rodillas ante el cuerpo inerte de Aldara. - ¡Oh, maldito seas, Tun, dios de las tinieblas! – exclamó - ¿Por qué no te has llevado mi cuerpo en lugar del de mi esposa? ¡Juro vengar su muerte! ¡Destruiré a todos tus sirvientes allá donde se encuentren!
Pero Sherk no tuvo tiempo para más lamentos. Sus años como cazador le habían dotado de un oído muy sensible. A lo lejos oyó el griterío enfurecido de una multitud. Sólo podían ser...
- ¡Corred! - gritó Sherk- ¡Salvad vuestras vidas! ¡Nos atacan los Uradianos! – diciendo esto cogió a Shadark en un brazo, aún con el cordón umbilical colgando; con su mano libre empuñó la espada y sirviéndose de ella, lo cortó. Hecho esto, con la misma mano con la que agarraba al bebé, le pellizcó en la espalda. El bebé comenzó a llorar, señal de que estaba vivo... Ahora le tocaba al destino decidir su suerte.
Toda la aldea de Torl estaba siendo atacada por los sanguinarios guerreros de la orden de Urad, quienes ansiaban la destrucción, víveres, herramientas, mujeres y por encima de todo, sangre.
Algunos de los aldeanos cogían espadas, hachas, lanzas e intentaban combatir infructuosamente contra los Uradianos. Otros huían hacia el bosque de Terindo, pero antes de refugiarse bajo las copas de los árboles caían abatidos por flechas y dardos disparados por los arqueros y ballesteros de Urad. Unos pocos se arrodillaban ante sus atacantes y suplicaban clemencia, pero de ellos no recibían más respuesta que un tajo brutal en el cuello. Decenas de cabezas sangraban en el suelo. Cuerpos mutilados decoraban las paredes, incluso alguno de ellos aún parecía moverse. La mayoría de las mujeres que no habían logrado escapar estaban siendo violadas en las casas en las que antes habían vivido con sus esposos. Sus gritos resonaban en todo el pueblo. El paisaje que antes había sido uno de los pocos sitios de Shen donde respirar en paz y armonía se convirtió en una llanura desolada de muertos y penurias, sólo comparable a la propia Nurad-Kôr.
Sherk y varios de los habitantes de Torl que habían conseguido huir se habían refugiado en el corazón de Terindo, donde deliberaban un desesperado plan.
- ¿Huiremos como las ratas cuando llega un gato? – Le dijo a Sherk uno de los aldeanos armados – ¿Dejaremos el lugar donde hemos vivido todos estos años? ¡No podemos permitirlo!
- ¡De acuerdo! Pero yo no puedo combatir con vosotros. Tengo un hijo que proteger, y no derramaré su vida junto con la mía. He de huir, lejos de aquí.
Los habitantes que habían huido se estaban poniendo nerviosos. Sherk era el único hombre del pueblo con el rango de Caballero de la orden de Erond, la máxima autoridad militar que había en la zona. Si decidían combatir, sería bajo el mando de Sherk. Sin él estaban perdidos, al menos que decidieran escapar del bosque hacia otros lugares, en cuyo caso tendrían que dejar atrás toda su vida. Todos.
- ¿Y a donde irás? – prosiguió el hombre.
- Tengo amistades en Inisma – contestó Sherk - me iré allí. El mal aún no ha conseguido traspasar sus sólidos muros. Mientras decía esto envainaba la espada para poder agarrar mejor a Shadark. El aldeano miró al recién nacido y dijo:
- Pero en esta situación tu hijo será una carga más que un apoyo. No puedes huir ni combatir con ese fardo a cuestas.
- Te rogaría que no llamaras a mi hijo "fardo". Pero tienes razón. ¿Qué puedo hacer?
- Dame un momento – susurró el aldeano. El hombre se unió en un corro junto con los demás y empezaron a hablar. Sherk esperaba intranquilo el resultado de ese extraño debate. Cuando estaba empezando a desconfiar de sus intenciones, el aldeano se separó del grupo y le dijo:
- Sherk, hemos estado hablando y hemos decidido cubrirte la retaguardia. Huye a Inisma. Nosotros nos quedaremos aquí para darte tiempo a llegar.
- ¡Pero no podéis sacrificar vuestras vidas por mí! – Exclamó Sherk - ¡No puedo consentirlo! ¡Debo quedarme a combatir con vosotros o huir con vosotros! Además, ¿cómo combatiréis sin mi ayuda? Os he estado enseñando a alguno de vosotros tácticas de guerra, pero del aprendizaje a la batalla hay un largo camino que no habéis recorrido.
En ese preciso instante, el sonido de un cuerno resonó en todo el bosque. Gritos de una muchedumbre empezaron a llegar al lugar. Sherk desenvainó la espada. Shadark, al verse de nuevo agarrado a un solo brazo, comenzó a llorar.
- Sherk – dijo apresuradamente el aldeano – debes proteger tu vida. Llega a Inisma y advierte al gobernador del peligro que corre. Además, tienes un hijo que cuidar. Ya ha perdido a uno de sus padres... no le hagas perder a otro. Siento que este niño tiene un gran destino... déjale cumplirlo, para bien o para mal. Sherk envainó de nuevo la espada. Shadark agradeció ese gesto con un gritito.
- Hermano – habló Sherk – tus palabras son verdaderamente sabias. Deberías estar en Sathon, y no en un pequeño pueblo de provincias.
- No hay tiempo para palabras. ¡Corre!
Sherk miró al aldeano. Sin decir ni una sola palabra más, salió corriendo en la dirección contraria de donde provenían los gritos.
- Hermanos – dijo el aldeano- hemos tomado una decisión. Combatamos en la que sabemos que será nuestra última batalla. Levantemos un muro de tantos cadáveres como nos sea posible que sea recordado en todos los libros. – alzó el brazo con el puño cerrado - ¡¡¡Por Sooood!!!
Pero no pudo decir nada más, aparte de un grito de dolor. Una flecha lanzada por un Uradiano le atravesó limpiamente la mano, que empezó a brotar sangre a borbotones. El aldeano se cayó al suelo por el dolor. Los demás habitantes del pueblo agarraron como mejor sabían sus hoces y espadas esperando la acometida. Pero no llegaba. Los minutos pasaban. En el ambiente reinaba una tensa calma. Los aldeanos sabían que estaban muertos de antemano, como el hombre que había ayudado a Sherk. De pronto, multitud de hombres empezaron a aparecer entre los árboles. Eran los Uradianos, excelentes arqueros y feroces guerreros. No tenían piedad de nadie, al menos que recibieran órdenes de lo contrario. Sólo obedecían a sus propios intereses, pero por encima de todo estaba su amo. Por él morirían sin pensarlo.
Todos los Uradianos apuntaban con sus espadas y lanzas a los aldeanos que, aterrorizados, no sabían como reaccionar. Ellos sabían que los guerreros Urad asesinaban sin piedad. Entonces, ¿por qué no hacían lo mismo con ellos? Sólo podía significar una cosa...
Una figura más alta destacaba del resto. Se acercó hasta los aldeanos. Todo su cuerpo parecía despedir una especie de aura de magia muy poderosa. Su grave voz sumía a todos los presentes en una especie de trance.
-Vais a tener un gran honor... sois los elegidos para ayudarme a dominar Shen... Dentro de poco aclamaréis a Kibor, príncipe de Nurad-Kôr como vuestro dios...
Diciendo esto, extendió las manos sobre ellos. Los aldeanos se evaporaron en el aire como si nunca hubieran existido.
-Cuando lleguen a Nurad-Kôr, ponedlos con los demás – dijo el hombre llamado Kibor – ya les llegará el tiempo de servirme... - esbozó una sonrisa maléfica - ¡Uradianos! ¡No dejéis que ese Sherk escape con su hijo! ¡Traédmelos a mi fortaleza! ¡Los quiero vivos!
Una vez terminó de hablar, llevó la palma de la mano hacia delante, entrecerró los ojos y murmuró unas palabras. Una forma se empezó a vislumbrar sobre la mano. Era una especie de corona con una gema engarzada en su parte superior. Al colocársela sobre la cabeza, cerró los ojos con fuerza y desapareció de allí.
Los Uradianos empezaron a perseguir a Sherk y a Shadark. Uno de ellos iba murmurando y resoplando.
-Me gustaría poder viajar como el amo, ¡así podría aparecerme delante de esos dos y arrancarles la cabeza de cuajo!
Pateó furioso una piedra del suelo y siguió su camino.

[Shadark]

2: LA BATALLA PERDIDA

Volvamos con Shadark y Sherk. Después de dejar al aldeano, el padre prosiguió su infatigable carrera hacia la ciudad de Inisma. Confiaba en que sus vecinos hubieran hecho buen uso de las tácticas que les había enseñado cuando aún era joven. Sabía que sus perseguidores eran implacables, y que si lo capturaban estaría muerto. Por esa razón tenía que seguir adelante. "No puedo parar, si lo hago moriré" – se decía a si mismo, pero su cuerpo le decía "¡Para! Me estás matando. Déjame descansar y sigue después". No conseguía ponerse de acuerdo sobre lo que hacer. En ese instante oyó unos bramidos a lo lejos. "Mis hermanos no han conseguido aguantar lo suficiente" – pensó – "pero les estoy igualmente agradecido". De repente paró en seco. Mirando para la cara de su hijo, que descansaba dormido en su brazo, dijo en voz alta, como si quisiera demostrarle algo a alguien.
-¡Oh, cruel destino! ¡Qué mal te he hecho yo para merecer esto! ¡Pero no dejaré que me alcances tan fácilmente! ¡Piernas, volad ahora como si os persiguieran las mismísimas mandíbulas de Tun! ¡Vamos!
Y diciendo esto, volvió a reanudar la carrera, a más velocidad si cabe. Sus piernas, más que correr, parecía que flotaban sobre la tierra del camino. Sin embargo, los gritos estaban cada vez más cerca. Sus perseguidores ganaban terreno a cada momento.
A lo lejos se levantaban las resistentes murallas de Inisma. "Sólo un poco más... y estaremos a salvo..." – decía. Pero el terror de la muerte le pisaba los talones. Un paso en falso, un nimio tropezón y toda su vida (y la de su hijo) se vendrían abajo. Por eso no podía parar. Dos vidas dependían de él, y las dos le importaban más que nada en el mundo.
Sin embargo, las fuerzas le empezaban a fallar. Sus pulmones no cogían casi nada de aire. Su boca estaba tan seca como el más árido de los desiertos. Ya no sentía: ni sus piernas, ni sus brazos, ni su tronco reaccionaba. Su única sensación en ese momento era llegar hasta las puertas de Inisma, donde sus guardianes les defenderían. Pero eso era un pensamiento imposible de realizar.
Su cuerpo se tambaleó. Cayó al suelo de rodillas. Shadark comenzó a llorar. Sherk se giró hacia sus perseguidores. Apoyó a Shadark en el camino. Se colocó sobre una rodilla. Desenvainó la espada. Sherk cerró los ojos e intentó meditar.
Cuando los Uradianos llegaron al lugar, solo vieron a un hombre en el sendero. Un crío lloraba a su lado. Se dijeron entre ellos "¿Nuestro amo nos ha mandado a todos nosotros solo para capturar a un hombrecillo y a su asqueroso hijo? ¡Por Tun! ¡Si uno de nosotros lo podría haber hecho solo!" En ese momento se precipitaron hacia Sherk con las espadas fuera de sus fundas. El padre de Shadark abrió los ojos, se irguió y con un rugido de furia se dirigió hacia los Uradianos. Un solo guerrero Erondiano contra una multitud de Uradianos. Shadark seguía llorando en el suelo.

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Kibor apareció sentado en el trono de la fortaleza de Nurad-Kôr. Su "choza" (como acostumbraba a llamar al bastión) había sido una herencia familiar. Los guerreros de Urad aseguraban que la había construido el malvado dios Tun a partir de piedras malditas y encantadas. Había pasado de padres a hijos durante eones (nunca había sido capturada, con lo que un descendiente de Tun siempre la había poseído). Ahora Kibor la había reformado a su gusto, implantando algunos aspectos que mucha gente no dudaba en considerar "muy poco malignos". Había instalado una fuente y otros elementos decorativos, tales como jardines, estatuas y cuadros en el centro de la estructura, donde antes existía una hoguera que solía albergar las cenizas de algún prisionero, que eran quemados al final de cada Rash ^[1].
Kibor solía ser llamado también como "El muerto". Su sorna al decretar órdenes y su gran dominio de las formas de magia negra le habían hecho ganarse el respeto (a veces, por la fuerza) de los Uradianos, a los que ahora tenía a sus pies.
Cuando se sentó en el trono, puso la corona que antes había tenido en la cabeza en su mano, donde se volatilizó en el aire. Su siervo Pulos se acercó a él.
-Mi señor... ¿deseáis algo que este humilde siervo os pueda ofrecer?
-No, Pulos... todo lo que deseo solamente tengo que esperar para conseguirlo...
-¿Qué tal ha ido la cacería?
-Bien... he dejado a mis guerreros encargarse del halcón y su aguilucho... - hizo una pausa y prosiguió – Por cierto, ¿han llegado ya mis prisioneros?
-Sí, señor – respondió Pulos – Los hemos encerrado junto con los demás.
-Excelente... - Kibor jugueteó con las yemas de los dedos mientras que esbozaba una maléfica sonrisa y siguió hablando - ¿Está ya mi séquito preparado? He de ir a Oshtar en cuanto pueda.
-Todo listo, mi amo. Los habitantes de Oshtar no se han resistido a formar una alianza con vos... tienen todo preparado para vuestra llegada. Sin embargo... hay un problema que quizás no hayáis previsto...
-¿Cuál es, Pulos? – preguntó Kibor. Confiaba en su siervo, pero no tanto como para permitir que le insinuara que sus planes "no eran perfectos".
-La mayoría de vuestros siervos son koben (así eran llamados en Shen las personas que no tenían dotes mágicas), por lo que no pueden teletransportarse hasta Oshtar. Debéis prescindir de ellos o formar una caravana.
-¡Estúpidos koben! ¡Nunca se ha visto que un príncipe Uradiano deba retrasar su llegada por causa de una pandilla de ineptos no-magos! – rugió Kibor. Sin duda, estaba enfadado.
-Si me permitís la objeción, señor... entre esos "koben" tenéis a vuestros más sanguinarios guerreros. No llevarlos sería una estupidez – dijo Pulos. Los gritos de su amo le habían aterrorizado.
-¿Te atreves a llamarme estúpido, Pulos? – gritó Kibor. Se levantó de su asiento y desenvainó su espada.
-¡No, amo! ¡Jamás os llamaría eso! ¡Quise decir que un estúpido haría eso! ¡No! ¡Tampoco quise decir eso! ¡Quise decir que...! – tartamudeó apresuradamente Pulos.
Kibor no tuvo tanta paciencia. Con un golpe limpio, rebanó el cuello de su sirviente.
-Maldito Pulos... - susurró para sí Kibor - nunca supo entender mis deseos... pero ahora que me he librado de él, por fin las cosas cambiarán. ¡Seré el nuevo rey de Shen! ¡Nadie osará vencerme!
Kibor miró alrededor de la sala donde se encontraba. Lo único que había fuera de lugar era el cuerpo inerte de Pulos en el suelo. Una sonrisa sincera se dibujó en su rostro.
-Bueno... será mejor que me relaje. Iré a Oshtar con esos koben. Después de todo, son más leales que el viejo Pulos.
El príncipe Uradiano salió de la estancia sorteando el cadáver de su súbdito. Al salir al pasillo central, un guardia esperaba al lado de la puerta.
-¡Mi señor! ¿Ya habéis llegado de Torl?
-Sí, Grindok. Por cierto, necesito que limpies la sala del trono. Creo que está... - Kibor echó una rápida mirada hacia la estancia anterior, donde seguía el cuerpo de Pulos - ...un poco sucia.
Grindok miró hacia la misma habitación y vio el cadáver mientras que el príncipe se alejaba. El soldado se rascó la cabeza. Definitivamente, nunca entendería del todo a su amo.


^[1]: 1 Rash es el período de tiempo que abarca 5 días: Iridan, Lendan, Fostan, Kernan y Xilran. 100 Rash forman 1 año (N.del A.)



Unas palabras: como ya dije que esto es un proyecto, intentaré ir editando en la medida de lo posible los cachos ya escritos con los consejos que podáis darme, a cada actualización avisaré si cambio algo. Lo que dijo Mem en el hilo de offtopic http://www.cientoseis.es/index.php?topic=8364.msg160486#msg160486 , que en la primera parte hiciera más realista que a Sherk le matan a la mujer y sin embargo luego habla con los aldeanos como si nada, veré qué se puede hacer 

Gracias a los que leen, y más a los que opinan

[davixe]

me he leido un trozo, no esta mal, pero me he asustado al ver el tocho que es, ya continuare otro dia xD

se publicará algun dia un resumen? xD

el motivational de tu mapa es loleante xD

[Shadark]

¿Tocho? Pues no es para tanto, macho, aún quedan 3 capítulos por poner (uno bastante corto,  los otros algo más largos, el 6º inacabado, un día de estos lo termino).

Y ya digo que lo del mapa tiene su explicación, igual no es muy lógica pero la tiene -.-

[Khram Cuervo Errante]

Veamos Shadark...

Lo primero que veo es el título. ¿No es demasiado obvio? No deja demasiado a la imaginación, ¿no crees? Vale si estás pensando en un único libro o una única obra. Pero creo que da pie para mucho más. ¿Por qué no convertirlo en una saga y darle una nueva visión?

Después, ¿dónde se ambienta esto? Me falta una especie de introducción, algo que, por lo menos, nos ponga en situación. Al principio tienes algo así, pero lo veo demasiado corto. Estaría bien que nos pusieras delante el mundo al que nos enfrentamos. Así evitarías situaciones ridículas como: ¡Maldito seas, Tun, dios de las Tinieblas! ¿Alguien diría eso? No. Más bien creo que se quedaría en: ¡Maldito seas, Tun! O algo así.

Llevas dos posts y has recorrido muchísima acción, al menos como yo lo veo. Enlentécela, cuenta más cosas. El momento del nacimiento de Shadark habría ocupado bastante más si lo hubiera contado yo. Todo ocurre demasiado deprisa, sin demasiado sentido. Y por cierto, el superoído del supercazador no cuela... Puedes oír tintineo de espadas, repiqueteo de corazas... ¿pero por qué no pueden ser otros que los uradianos? Eso podrías/deberías explicarlo.

Dale más cuerda al relato. Deja que fluya, pero no como letras, sino como imágenes. Intenta imaginar la escena y luego cierra los ojos y siéntela. ¿Qué ves? ¿Qué oyes? Incluso, ¿qué hueles? ¿Qué captas en el ambiente? ¿Qué esconden las caras de los personajes? ¿Que muestran sus expresiones? Sé que es complicado. Es como coger una película, detenerla en un fotograma e intentar explicar toda la película a partir de ese fotograma, pero cuando lo haces así, la imagen que el lector se forma es mucho más fácil de evocar y mucho más fuerte.

A ver si te sirve...

[Shadark]

Muchas gracias, Khram, con las ideas que me habéis dado intentaré reestructurar los capítulos que he posteado, y más o menos cuando vea que han mejorado, intentaré echarle un ojo al resto de los que tengo, si pecan de lo mismo, también los redactaré de nuevo y los postearé.

Y contestando al primer párrafo... si me veo con ganas, podría acabar haciendo una saga. Pero solo digo que (para alguna de las pocas que tengo pensadas sobre la historia) el título no será exacto de todo, depara alguna sorpresa... xD

[Psyro]

El mapa parece una pizza carbonara. El trzo d ela introducción es bastante poco serio (pero no me rendiré?) asi que asegurate de que ese es el tono que le quieres dar a la obra. Si es algo epico, imagina que ESDLA comenzara con frodo diciendo "hola! bueno, no se como empezar... er..."

Pasan muuuuchas cosas en poco tiempo. Y por favor, la negrita es absurda xD

Por lo demas... bien, se ve que lo estas trabajando. Yo en 320 paginas no he sido capaz de hacer un %$&% mapa.

[Gabbo]

La historia esta genial muy buena shadark

[master ageof]

Por lo demas... bien, se ve que lo estas trabajando. Yo en 320 paginas no he sido capaz de hacer un %$&% mapa.

¿Cómo? ¿He leído bien? ¿Que estás escribiendo algo? Ostras, ostras, ¿qué haces que no lo posteas?

PD: Si no quieres postearlo, no tienes que darme explicaciones, es simplemente que me ha sorprendido.