El caso Etxebarria [capítulo 1, 2º parte]

[Thylzos]

Pues nada, para compensar mi penosa actuación en el duelo contra El Tipo y porque tengo la historia parada y quizá esto ayude a estimularla, os obsequio o condeno con las aventuras de Zaen. El prólogo es corto, pero luego los capítulo aumentan en extensión:

Prólogo

Golpes. La oscuridad aparece ante los recién abiertos ojos. El natural alivio ante el abandono de una extraña pesadilla se ve apaciguado por el insistente "Tuc, tuc" y los susurros asustados que llegan desde fuera de la habitación. Por fin se acostumbra a la falta de luz y puede ver su cuarto, los juguetes por el suelo, la ventana cerrada y la puerta entreabierta hacia la cual se dirige.

Comienza a espiar lo que sucede desde el seguro escondite que constituye la traicionera oscuridad. Un hombre de pelo cano y una mujer con bata roja discuten en voz baja en una sala con una puerta, la cual recibe golpes cada vez más fuertes acompañados por alguna desgarradora amenaza. Finalmente, el hombre de pelo cano abre con cierta temerosidad el frágil ejemplar de madera que lo separa de esas crueles promesas. Por el umbral entran tres hombres de verde y uno de negro.

Comienzan los forcejeos, llantos, gritos súplicas por parte de la mujer de bata roja mientras los tres de verde arrastran contra su voluntad al de pelo cano. El individuo de negro permanece tranquilo y mira fríamente la escena.

El chico cierra los ojos con fuerza. Las lágrimas golpean sus pupilas y comienzan un grave descenso a traves de su rostro. Un gemido se ahoga en su mandíbula cerrada. Los dientes chirrían debido a lo fuerte que los aprieta. Se reprende a sí mismo por su cobardía. No sabrá qué pasa si no mira. Procede así, pero con temor a lo que puedan reflejar sus jóvenes e inocentes pupilas.

La mujer de bata roja comienza a golpear a los de verde, quienes intentan arrastran el cuerpo, ahora inconsciente, del hombre de pelo cano. El trabajo se les hace difícil debido a lo empecinada que está en estorbarlos la llorosa figura en que se convirtió la hembra. El de negro permanece impasible y frío, como antes, de pie en el umbral sin decir o hacer nada, pero mirándolo todo como un espectador ajeno a los sucesos de la obra.

De pronto, la escena cambia por completo. La mujer de bata roja pasa de estar revoloteando y molestando alrededor de los de verde a acabar a unos metros de distancia, tendida en el suelo y con un pequeño, pero claramente visible, agujero en la cabeza, del cual salen tantos chorros de sangre como vida se desprende se su cuerpo femenino. El de negro guarda un arma que salió de no se sabe dónde y atraviesa la puerta seguido de los hombres de verde que transportan al de pelo cano.

Una vez los intrusos se han ido, el niño sale de la habitación, se dirige al cuerpo de la mujer, se deja caer de rodillas a un contado de éste y, ya sin reprimir ni llanto ni gemidos, solloza:

- ¡Mamá!

[Thylzos]

Me aburro y no tengo na que hacer, así que posteo el siguiente capítulo.

Capítulo 1

La ciudad comercial portuaria llamada Night City, es una aglomeración urbana en pleno crecimiento y el sitio ideal para un mercenario de fama que busca trabajo.

Así piensa Zaen mientras se adentra en Little Italian a bordo de un taxi cuyo conductor alardeaba de mal humor. A través de la ventana se pueden ver las calles periféricas que imitan el estilo italiano, adornadas con unos cuantos jóvenes parásitos pertenecientes a pandillas sin importancia que se matan entre ellos con armas blancas.

- Señor -dice el conductor mirándolo por el retrovisor-, ¿ya tiene más claro a dónde quiere que lo lleve? -su tono cordial no dejaba de ser brusco.

- Sí -el mercenario no aparta la vista de la ventana mientras se adentran en la avenida principal-, llévame a algún hotel barato del centro, no me importa cuál mientras no esté muy lejos.

- Bien, señor.

Después de recorrer unos cuantos metros más y de pagar, bastante escandalizado, 7 eurodólares, Zaen baja del taxi en la puerta de una pensión de mala muerte. Al entrar se encuentra con un recibidor color marrón que parecía pintado por un chimpancé. En él hay unas escaleras al fondo y un hombre sentado detrás de un recibidor, éste es un joven picado de viruela y de pelo oscuro, que viste un traje rojo, el cual desentona bastante.

- Buenos días, -exclama el chico de atuendo ridículo-, ¿qué se le ofrece señor?

- ¿Cuánto cuesta la habitación más simple? -el mercenario utiliza voz autoritaria, mientras se ajusta su chaquetón de cuerpo entero gris.

- Veinte eurodólares la noche, señor -responde imperturbable.

- ¿Tienen alguna libre? -deja en paz su vestimenta, pone las manos en los bolsillos y mira de forma penetrante y directa a su interlocutor.

- Sí, señor. ¿Se la muestro?

- Sí.

El joven comienza a subir las mal pintadas escaleras, seguido de su posible cliente. Llegan a un pasillo simple, adornado con la misma técnica pictórica que el resto del edificio y en el cual hay diez puertas, distribuidas a cinco en cada lado y separadas por intervalos regulares. El dependiente se dirige a la primera puerta de la derecha y la abre para que el mercenario pueda ver la simple habitación que hay detrás, ésta está a juego con el penoso estilo del hotel.

- Está bien, me quedaré aquí -Zaen comienza a dirigirse hacia dentro mientras le suelta un billete de veinte al joven y cierra antes de que éste pudiese decir nada.

El interior consta de un cuarto con cama, un baño y un ropero. Nada parece haber sido utilizado por menos de un millar de personas. Sin muchos miramientos se quita el chaquetón y lo deja en el suelo, mientras se sienta en la maltrecha cama y haciendo uso de su implante cerebral de microprocesador con conector de goteo intravenoso (la última tecnología informática portátil, "ahora tu ordenador es tu cerebro" como recita la propaganda de Hardcorp) se conecta a La Red.

Ingresa con un avatar que imita su imagen, es decir, la de un hombre alto, de pelo oscuro, ojos marrones y fríos y con piel muy pálida. Como siempre que se conecta, aparece en el centro de la plaza principal, rodeado de otro montón de de internautas que no tienen dinero suficiente para comprarse una propiedad en el nuevo mundo virtual. Ejecuta un programa de rastreo y busca a su amigo Jack. El resultado le indica que éste está en "La Cueva".

Se dirige allí a la velocidad de 64 bits por segundo, utilizando un programa de transporte que le viene por defecto, y llega a la taberna de culto hacker más famosa de La Red. Al entrar se encuentra con una sala oscura que tiene 128 mesas con 4 silla cada una y en el centro una grande (como si se unieran 8) donde se congregan los principales piratas informáticos del momento. Jack, con su clásico avatar de rapero afroamericano, se encuentra solo en una mesa simple alejada, hacia la cual se encamina Zaen.

- ¿Qué tal viejo amigo? ¿te cuentas algo nuevo? -nunca varía las frases de recibimiento que pronuncia hacia su amigo mercenario.

-Bien, me he venido a Night City -se sienta en la silla de en frente del rapero-hacker.

- ¿Y eso? ¿Por qué abandonas la capital? -su rostro de avatar muestra desconcierto, algo que hubiese sido imposible hace un año, antes del pack de "Expresiones Faciales para Avatares de SoftWeb Corporation"-, no importa -aclara de inmediato-, tuviste suerte.

- ¿Por qué tuve suerte? -ese aire de misterio que utiliza siempre Jack es una de las cualidades que menos soporta Zaen.

- Porque hace menos de una hora que uno de mis contactos en esa ciudad me ha preguntado si conocía algún mercenario allí. ¿Estás necesitando trabajo?

- No me vendría mal un poco de eurodólares.

- Entonces le diré que se ponga en contacto contigo, eso sí, me aclaró que tu deber será matar y no tolerará ninguna pregunta.

- Y yo no pronunciaré ninguna.

- Buen chico -una sonrisa se dibuja en el rostro de Jack.

**********

Después de su encuentro con Jack, Zaen se desconectó de La Red, miró con cierto asco su habitación de hotel, como si recién se hubiese dado cuenta del penoso estado en que se encontraba. Tomó su chaquetón gris (una de sus pocas pertenencias de las que nunca se separaba, junto con su pistola Walther PPK), bajó las escaleras y, sin dirigir, una sola mirada al joven que se encontraba detrás del mostrador, salió a la ciudad.

La avenida principal estaba muy concurrida, tanto por personas como por el estridente sonido formado por el conjunto de cientos de cláxones de miles de conductores a los que no les importaba la contaminación acústica. Apretando los dientes, Zaen se metió en la enorme masa de gente y se abrió paso en busca de algún negocio de armas. Cuando se fue de la capital, había decidido abandonar su vieja y desgastada Winchester M700 (un nuevo modelo de la antigua M70) y ahora debía comprar una nueva.

Encontró un pequeño local, cuyo nombre, escrito en un cartel de la fachada, era indistinguible a causa de la ausencia de varias letras; en la vitrina había un hermoso juego de pistolas Militech y un fusil H&K. Dentro se vio en un sitio pequeño de cuatro paredes, todas cubiertas de armas, al fondo detrás de un mostrador estaba el dependiente, un hombre viejo y malgastado.

- ¿En qué puedo servirle? -dijo en cuanto alzó los ojos hacia el individuo frío y recto que acababa de entrar por la puerta de su local.

- Tengo interés en adquirir algún rifle de precisión -con las manos en los bolsillos del chaquetón se aproximó al anciano.

- Muy bien -se levantó y comenzó a caminar hacia la estantería de la derecha, en la cual se detuvo y señaló un arma de tamaño considerable-. Esta es una de las creaciones de H&K durante el año 2010, a pesar de contar con nada menos que 24 años, es uno se los desarrollos más fiables, que se encasquilla con dificultad, en el mundo de las armas la antigüedad no importa...

- Todo el mundo sabe que el año 2010 fue él de peor producción de H&K, no tengo nada contra los modelos viejos, sí contra los que son inútiles -la interrupción vino emitida con voz suave, pausado, casi robótica.

El hombre (mejor dicho, anciano) lo miró con interés, avanzó unos pasos y, señalando un pequeño y ligero arma con aspecto de fusil clásico, dijo:

- GRU se ha metido en el área de los fusiles con su infalible Soldier, capaz de descargar su cartucho de 30 balas en un segundo o de realizar un disparo con la precisión de un francotirador...

- No me venga con cuentos -volvió a interrumpir sin variar el tono de voz-, GRU desarrolla armas muy poco estables, se traban con facilidad y se calientan a una velocidad peligrosa. Muéstreme algo que valga la pena.

Esta vez la mirada estaba cargada de significado, el dependiente giró sobre sus talones y se encaminó a una puerta en la que Zaen no había reparado. Pasados unos minutos, retornó con una caja de armas de tamaño considerable y escaso grosor, se dirigió al mostrador, la abrió y dijo:

- Acérquese por favor.

Zaen obedeció y observó el interior de la caja. Dentro, había un rifle de metal y tamaño perfecto, tenía la apariencia de ser flexible y el logotipo de una empresa europea, además en la caja había había un cartucho, un silenciador y una mira:

- Este arma fue desarrollada por Militech como sólo los rusos pueden hacerlo, no está en el mercado actual y por lo tanto es difícil conseguirla, así que le saldría por un precio poco accesible.

- Oí hablar de la Militech Shogun, y todos fueron elogios, me pregunto de dónde habrá salido este ejemplar -una mirada penetrante atravesó al dependiente.

- Vino aquí a buscar armas, no información, ¿la va a comprar?

- ¿Cuánto me va a costar?

- 1300 eurodólares, en efectivo por favor.

[Thylzos]

Yo, como de costumbre, sigo a mi bola como si nada pasase a mi alrededor. De hecho, nada pasa alrededor.

Capítulo 1, parte dos

Con escasos ánimos, Zaen se desprendió de los últimos billetes que llevaba encima y se pudo hacer con el arma. Lo primero que hizo fue dirigirse a la habitación del hotel nada esplendoroso en que se hospedaba. Se aseguró de que nadie le había escrito algún mail (no entendía por qué lo hacía, nadie se molestaba en escribirle). Después de dormir durante dos horas y despertarse de mal humor, se dirigió a la calle en busca y captura de algún bar donde tomar algo mientras leía uno de los tantos periódicos que detestaba (tenía una interesante teoría sobre la manipulación de información por parte de los periodistas).

Encontró uno algo decente, en el cual no había demasiados parásitos (odiaba a esa clase de personas que no valen para nada y que tampoco se esfuerzan para cambiar esa situación). Tomó uno de los ejemplares de prensa que ofrecía el local para leer, se fue a la mesa más alejada que encontró y pidió con tono autoritario un café.

Así pasó más o menos media hora mientras leía sobre un hombre (otro de los asquerosos y altamente repulsivos parásitos que pueblan el mundo) al que ya le frustraban su quinto intento de suicidio. Si fuese por Zaen, ya le abría prestado su arma y hasta le hubiese ayudado a apretar el gatillo, pero, como siempre, los policías imperiales hacían alarde de su incompetencia.

Para completar la frustración que iba acumulando, comenzó a sonar su teléfono móvil.

- Diga.

-Buenos días -una voz cansada respondió sin mucha prisa-, soy un amigo de Jack, quien me ha informado que usted es una persona idónea para realizar un pequeño trabajito.

- Sí, algo me comentó -respondió con precaución-, pero no me dijo nada sobre el interesado.

- Sobra con que sepa que su jefe será "el Kaiser".

- ¿El Kaiser? -"Anda Jack, pero si tienes tratos con los Blood, y yo creyendo que servías a los Lucas, este hacker un día se va a meter en problemas si sigue jugando con la mafia"-, suena interesante.

- Lo es, lo es, ¿qué dices?, ¿aceptas el trabajo?

El mercenario no se apresuró en responder. Era conocida la fama del hombre que lo pensaba contratar, ya que servía como uno de los dos principales oficiales (junto con El Kasike) a nada menos que los Blood, pero se rumoreaba que estaba teniendo problemas para huir de la policía y siempre es bueno andarse con cuidado.

- Depende de en que consista -dijo finalmente.

- Nada que no hayas hecho antes, matar a un tipo.

- ¿Qué tipo?

- Eso sólo te lo diré si aceptas, entiende que no me puedo arriesgar, pero te aseguro que te caerán 5000 eurodólares, con un adelanto de la mitad.

Eso sonaba como música en sus oídos, se había quedado vacío cuando compró el arma.

- Vale, acepto.

- Bien. Un enviado mío te dará un sobre con todo lo que tienes que saber y el adelanto. El engendro que matarás llevará encima el resto, sólo tienes que liquidarlo y ya tendrás todo. Un placer hacer negocios contigo, hasta luego.

- Adiós.

Colgó y sonrió con malicia, ya se la había pasado el mal humor.

******

El sobre contenía lo clásico en el trabajo de Zaen. Fotos del engendro que debía asesinar (el cual le sonaba extrañamente conocido), lugar dónde lo podía encontrar y, como no, la hora a la que debía ser. Además, estaba lo acordado por el pago. No estaba seguro de si un mafioso era alguien de fiar, pero como no encuentre el resto del dinero en el cuerpo del parásito, ese Kaiser iba a recibir uno o dos tiros de parte suya. Encontrarlo no sería un problema, siempre era posible preguntarle a Jack, si es que no se embarcaba en una de sus espantadas esporádicas debido a problemas con el Emperador.

Después de ojear todo y asegurarse que todavía le quedaba un par de horas para el encuentro con su víctima, Zaen se bañó, comió algo (nada que estuviese en un estado en el cual sea posible digerirlo fácilmente) y se dedicó a dar vueltas por La Red en busca de algo con que entretenerse. Sin mucho resultado, se desconectó y se preparó para cumplir con su trabajo, tomó su chaquetón gris, su Walter PPK y se dirigió a "La taberna del oso".

El lugar era de lo más común. Un antro donde se refugiaban parásitos para compadecerse de sí mismo acompañados de un vaso de cerveza o a hacer pagar a otros sus miserias ayudados por el valor que dan unos cuantos vasos de cerveza. El posadero por su parte, era un tipo grueso y corpulento que hacía la vista gorda a todos los disturbios que sucedían en su bar, siempre y cuando, estos no entorpezcan el negocio. Si era necesario, sacaba una hermosa escopeta con la normalizaba la situación.

El objetivo de la misión pertenecía a la primera clase de parásitos. Daba tanta pena verlo, que Zaen se preguntó quién tendría el sentido común suficiente como para molestarse en matarlo. llegó a la conclusión de que el Kaiser acababa de hacer un bien a la humanidad, ayudado por él mismo, claro.

Con decisión, precedió como hacía siempre con sus víctimas. Se acercó caminando fríamente a la mesa del individuo, se sentó en frente de él y dijo:

- Buenos días, ¿me permites acompañarte? -se metió las manos en los bolsillos y comenzó a juguetear con una bala que no sabía de dónde había salido, mientras se preguntaba por qué le sonaba tan conocido semejante parásito.

- S-Si, claro -su voz dejaba ver un deje de nerviosismo y otro de tartamudeo-, pe-pero, ¿por qué qui-quiere hacerlo?

El engendro no tendría más de treinta y cinco años, un cuerpo escuálido y apariencia de sapo. Además, su pelo (a pesar de su edad) ya mostraba ciertas señas blancas las cuales le hacían parecer que acaba de salir de una ventisca. Vestía ropas maltratadas de colores chillones y tenía unos ojos llorosos. En fin, un aspecto general que hizo aumentar la repugnancia que el mercenario sentía hacia él.

- Tengo que darte una noticia -se acomodó mejor en el asiento, se sacó las manos de los bolsillos (dejando dentro la bala) y se dedicó a ordenar los sobres de azucar de la mesa por fabricante, color y orden alfabético-. Tengo que matarte -la frase surgió de sus labios con la facilidad de quien la ha dicho varias veces.

El parásito parpadeó, miró el fondo de su ya vacío vaso de cerveza, volvió a levantar la vista hacia los ojos de Zaen y preguntó:

- ¿A qué esperas?

******

La noticia leída al mediodía volvió a su mente. Aquel era el tipo de la foto del periódico, el que se intentó suicidar cinco veces, todas fallidas evidentemente. Esto era curioso, ¿para qué querría matar un mafioso poderoso a un parásito que ni siquiera puede acabar con su propia vida?. Zaen sacudió la cabeza, eso daba igual, lo importante eran los 2500 eurodólares que le faltaba por conseguir.

- Parece que alguien te hizo un favor -sonrió con malicia mientras dejaba en paz los sobres y retornaba con la bala de su bolsillo.

- Pe-perdone, n-no le entiendo.

Zaen lo escudriñó, parecía estar incluso más nervioso que antes. Esto trajo serias consecuencias en su humor general, odiaba a los hombres que no hacen frente con valentía a sus adversarios y aliados. Sus ganas de vaciar el cargador en la cabeza del frustrado suicida iban en aumento.

- Eres el engendro de la noticia.

- Ah, s-sí -volvió a mirar con tristeza el fondo de su vaso, debía de entretenerle bastante-. E-es curioso, ¿no? -otra vez observaba al mercenario a los ojos, quien ya estaba harto del parásito-, es-estamos en un país do-donde todo se resuelva ma-matando, p-pero no le pe-permiten a un pobre t-tipo acabar c-con su vida -una vez más su vista descendía al recipiente donde antes había cerveza. Mientras, Zaen se preguntaba si matarlo allí mismo sería muy llamativo-. Des-desde que mi mu-mujer murió, ya no en-encuentro sentido a nada -"¿Es que no se va a callar?"-, e-ella era p-perfecta, ¿sabe? -"¿Qué hembra podría aguantarlo?"-, t-tenía...

- Seguro que era muy atractiva -interrumpió previniendo un discurso continuo de tartamudeos-, pero tengo trabajo que hacer y no muchas ganas de esperar.

- C-claro, yo también qui-quiero que termine -"¿No me va a mirar a los ojos?"-, p-pero, ¿sabe?, a-ahora me entró algo de m-miedo -"Maldito cobarde".

Zaen se levantó, empezó a caminar hacia la puerta asegurándose de que el parásito lo siga, si se hubiese quedado a esperar que ese engendro tome una decisión, se habría pasado la vida allí. Una vez en la calle, el sujeto sigue con su discurso adornado de constantes e irritantes tartamudeos.

- E-Es curioso el mi-miedo, ¿no?. ¿Sabe?, yo de pe-pequeño pensaba mu-mucho en él. Po-por ejemplo, m-me preguntaba qué situación era m-mejor: No tenerlo, o te-tenerlo pero ser capaz de en-enfrentarse a él -se encaminaron a un callejón oscuro-. A pr-primera vista e-es mejor lo primero ¿n-no?, pero es un po-poco inhumano ¿sabe?, como e-esos hombres de ahora, lle-llenos de implantes, me dan gr-grima ¿sabe? -Zaen dejó que vaya unos pasos por delante-. En cuanto a lo se-segundo, el miedo es mu-muy traicionero ¿no?, nu-nunca se sabe e-en qué momento t-te vencerá, ¿sabe? -el mercenario se aseguró de que no haya nadie mirando-. Aunque el mi-miedo es algo abs-abstracto ¿no?, puedes sen-sentir mucho miedo, p-por lo que eres un mi-miedoso, pero si te en-enfrentas a él, serás un va-valiente, ¿cómo se puede ser l-las dos cosas a la vez? es con-contradictorio, ¿sabe? -sacó su Walter PPK del chaquetón mientras el parásito seguía caminando por el callejón-. En-entonces es muy difícil ser un miedoso absoluto, ¿sabe? -lentamente le puso el silenciador-. Hay que es-estar completamente do-dominado por el miedo, ¿no? -Zaen se detuvo y esperó a que el sujeto lo haya adelantado un poco más mientras alzaba la pistola-. Pa-para mí, la me-mejor forma de lu-luchar contra él es la ig-ignorancia, ¿sabe? -Apuntó a la cabeza-. Si n-no eres con-consiente de que debes sentir pánico, éste no te molesta, ¿no? -El suicida se paró y se giró mientras el sonido apagado de un disparo provocado con silenciador retumbaba en las paredes. Una bala salió de la punta del arma en dirección al parásito, quien estaba sonriendo con tristeza.

[Thylzos]

Yo sigo a mi completa bola:

Disco rígido integrado al implante cerebral de microprocesador de Zaen:
C:\documents\caso_Etxebarria\documento1.doc

Fecha: 4/7/2014

Periódico El Heraldo

Mario Etxebarria es raptado y su esposa asesinada

Ayer alguien entró en casa de los Etxebarria, asesinó cruelmente a Marta y, se presume, raptó a Mario. El MOS (Movimiento Obrero Socialista) está consternado y Ater se hará cargo de la situación.

Nadie podía imaginar ayer por la tarde mientras oíamos hablar al líder del MOS sobre el futuro del partido que dirigía, que esa misma noche sería rapto después de una violenta escena. Se estima que alrededor de las 3 de la mañana, irrumpieron en la feliz casa de la familia Etxebarria entre dos y cuatro personas (las pruebas son algo confusas), mataron de un disparo en la cabeza a su mujer y, se presume (debido a su completa desaparición), raptaron a Mario. En la casa, además estaba su hijo, un chico de cuatro años que en media hora vio destruida su vida  y que será dado a un orfanato al no tener más parientes vivos.

Cuando se supo de la situación, Lucas salió alarmado a declarar y acusar injustamente: "Primero mandan al exilio a Vicent (Loire) por supuestos casos de corrupción y manipulación de la situación económica, luego difaman nuestro paritdo y, una vez nos recuperamos, matan a nuestro nuevo líder, yo no sé qué pretende Frack (Zetch)". Como es de esperar, semejante especulación y provocación hacía el Gobierno y el Presidente no quedaron sin respuesta, Sarah Brennan, Magistrada de Desarrollo Técnico e Investigación, en una reciente rueda de prensa dijo: "Me parece injusto que nos culpen de tan deplorable acto. Nuestro partido no tiene ninguna intensión de cometer asesinatos, sólo de hacer justicia. Hace casi un año que el MOS está en decadencia, y ni el PUP (Partido por la Unión Popular) ni nuestro presidente Zetch tenemos nada que ver. Además, como muestra de buena fe, ponemos al cargo del caso a un fiel servidor del Gobierno, la joven promesa policial de la nación: Ater" (podéis leer más sobre esta disputa verbal en la página 13, sección Sociedad).

Con esto queda claro que las acusaciones de Lucas están muy lejos de la verdad, y que el Presidente y sus Magistrados están tan consternados como el resto por esta situación. A todo esto, Ater, quien recientemente fue ascendido a Líder de la Policía de la Cruz, aseguró "no dejar el caso impune y garantizar el arresto y correspondiente castigo de los maleantes". Por supuesto, esperamos que se cumpla la promesa y se haga justicia.

En cuanto a los primeros avances de la investigación, se sospecha que el crimen fue realizado por alguna banda fanática anarquista, las cuales crecen peligrosamente hoy en día a pesar de los esfuerzos de nuestro cuartel policial. La principal candidata es "El manifiesto de Proudhon", la cual ya ha realizado atentados similares y organizado revueltas protagonizadas por absurdas consignas de Bakunin y otros padres del anarquismo. Deseamos con todas nuestras fuerzas que se atrape a los culpables y que el país vuelva a su seguridad habitual, y estamos seguros que el magnífico policía Ater lo logrará.

Redactor: David Roverkorst.