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Flores para Algernon - Daniel Keyes

Iniciado por master ageof, 08 de Marzo de 2012, 23:56

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master ageof

FLORES PARA ALGERNON
Daniel Keyes



Como aficionado a la ciencia ficción me resulta llamativo no haber oído hablar antes de esta novela, considerada una de las mejores del género. Escrita por el psicólogo (a uno le da la impresión de que sólo un psicólogo podría escribirla) Daniel Keyes allá por los dorados 50, y convertida en una novela "larga" (larga para la época, que las obras cumbre de genios como Asimov o Clarke no llegaban a 300 páginas) en los 60. Pero los acontecimientos relativos al tiempo externo de la obra son meramente anecdóticos. ¡Vamos a la obra en sí!

Charlie Gordon quiere aprender a leer. Lo desea con todas sus fuerzas, porque piensa que así será listo, y no hay nada que anhele más a sus 32 años. Ser listo, como Gimpy u otros compañeros de trabajo en la panadería, o como la señorita Kinnian, su profesora en la escuela para adultos retrasados, por la que siente una devoción irracional. Su actitud, confianza en los demás y ansia de superación le ganan el afecto de gran parte de quienes le rodean. Porque él mismo sabe que es muy poco inteligente: ¡si hasta una rata de laboratorio puede ganarle en el juego del laberinto!

Así pues, cuando le proponen realizarle una intervención quirúrgica experimental, de considerable riesgo, para aumentar su CI no se lo piensa dos veces. Los doctores Nemus, Strauss y Burt, responsables del proyecto, le piden que escriba una serie de informes de progresos, que servirán como datos científicos adjuntos a todo el experimento. Charlie se lanza a escribir y escribir para satisfacer los deseos de los otros; así es él. Escribirá aunque lo haga con faltas de ortografía realmente dolorosas, sin puntuación, y sólo para plasmar sus ideas simples y vacías. Es a través de estos informes de progresos que se narra toda la novela, de principio a fin, lo que constituye un modo tan original como efectivo de contar la historia.

Poco antes de la intervención le dan a conocer a un ratoncito muy especial: Algernon. Esta rata de laboratorio es el primer (y único) animal en el que la intervención tuvo resultados sostenidos. De hecho, es el animal que venció a Charlie en el juego del laberinto.

Después de la operación, Charlie......

OJO, SPOIIILEEER

...parece no haber cambiado nada. Sigue cometiendo horrendas faltas de ortografía y expresándose con dificultad, lo cual le frustra. Sin embargo, poco a poco vamos viendo las mejoras. Aprende a usar las comas (aunque al principio no entienda que no puede usarlas indiscriminadamente), y los signos de puntuación. En muy poco tiempo corrige todas sus faltas, y empieza a leer. A leer de verdad. Llama la atención que en sólo tres meses sobrepasa en tal medida a todos sus semejantes que vuelve a abrirse una brecha entre él y la sociedad por causa de la inteligencia. Pero, esta vez, es él quien mira desde arriba.

Sin embargo, pese a todo su poderío intelectual, emocionalmente no pasa de ser un niño. Gran parte del libro se basa en analizar la psicología y los traumas ocultos que dejó su madre. Este personaje se llega a hacer odioso, pues le echó de casa cuando tenía doce años, y de no ser por tío Herman habría acabado en un asilo. Ella siempre había querido que su hijo fuera "normal", y le victimizó por ello. Dedica entonces gran parte de su capacidad a estudiarse a sí mismo, a recordar cómo quienes creía sus amigos de la panadería no habían hecho otra cosa que burlarse de él todo el tiempo. Se convierte en un ser egoísta, desconfiado y desdeñoso de los demás, llegando a perder eso que le había granjeado la amistad sincera de la señorita Kinnian. ¡Pero hasta qué cota llega su inteligencia! Para colmo de males comienza a verse desde el punto de vista de su yo anterior, de Charlie, el retrasado. No puede librarse de él. Le espía mientras intenta acercarse a Kinnian, mientras trata de seducirla. Porque Charlie tiene bien aprendida una lección: no debe acercarse a las mujeres. Bien se lo enseñó su madre.

A la mitad del libro conoce más de veinte lenguas, domina gran variedad de materias y sobrepasa absolutamente a los propios doctores que le practicaron la intervención, tanto que se da cuenta de un error cometido en el proceso: podría ser regresivo. ¡Se escapa! Su única oportunidad es estudiar a Algernon, que le lleva mucha ventaja en tiempo desde la operación. Durante su exilio autoimpuesto conoce a Fay, una mujer con la que se librará definitivamente de sus inhibiciones sexuales y le aportará la componente artística, lateral y no lineal que necesita.

La rata comienza a comportarse de forma inexplicable y agresiva. Ha empezado la regresión, y sabe que sólo es cuestión de tiempo que le suceda a él. Sus últimas acciones como adulto lúcido son visitar a sus parientes. A su padre (ante quien no se atreve a desvelarse), y a su madre y hermana. El autor nos reserva una fina ironía: la madre padece Alzheimer, y no llega a entender del todo que su hijo es ahora listo. Ahora es ella quien no entiende, quien no es "normal".

Al final del libro el lector corrobora los temores del protagonista conforme éste se vuelve a convertir paulatinamente en Charlie. Regresan las faltas de ortografía y el pensamiento simple. También regresa su candidez, su caracter abierto y amable, y desaparece su endiosamiento, finalizando así esta novela-tesis de psicología.

Como lector, debo añadir que es una de las mejores novelas que he leído. Se lee de un tirón. Keyes logra hipnotizar gracias a dos técnicas infalibles conectadas:
1) Los informes de progresos: Son un método tremendamente efectivo para empatizar con el personaje.
2) La progresión intelectual: Estás deseando seguir leyendo para comprobar por ti mismo cómo adquiere y amplía su inteligencia.

El segundo de estos puntos pierde fuelle a mitad del libro, cuando Charlie alcanza su cima, y empieza la regresión.

"Flores para Algernon" encierra un mensaje sencillo y poderoso. Charlie era feliz antes de la operación. Estaba rodeado de amigos, gente que le quería, muy listos. Apenas recordaba sus traumas infantiles, que habían quedado bajo la superficie de la consciencia. Al ganar más inteligencia pierde esas características. Se vuelve suspicaz, desdeñoso y despectivo hacia los demás. Se encierra en sí mismo, en estudiar su vida y su pasado. Recuerda sus traumas y cómo abusaron de él, y cómo quienes creía sus amigos se habían burlado constantemente de él. Se convierte en un ser terriblemente torturado y triste. Finalmente, al volver a su estado inicial de inteligencia, también recupera su antiguo estado emocional: regresa la amabilidad y la felicidad. Keyes está gritando que la inteligencia nos hace infelices.

Por otra parte, debo añadir que la resolución de la trama no es de mi gusto. Dar marcha atrás es un paso ligeramente cobarde: "sí, aumentar la inteligencia sería genial, pero ¡qué lástima! salió mal". No, autor. Hubiera preferido que se ciñera a su idea base y la desarrollara hasta sus últimas consecuencias, no que a mitad decida dar media vuelta y dejarlo todo como estaba.
El estilo de Keyes es el estilo de Charlie, y consigue hacerlo sumamente efectivo en todo momento. ¿No es eso lo que se entiende por "calidad literaria"?

Por lo demás, se rata de una obra sobresaliente que, si no puntúa más alto en los rankings de mejores novelas de Ciencia Ficción es porque no la conoce la suficiente gente.
Aquellos pueblos que olvidan su historia... golpe de remo

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