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Parece ser que se ha muerto Heath Ledger.

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Buen Puerto

Iniciado por Reactive, 22 de Septiembre de 2009, 23:22

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Reactive

Yo no haré cosmogonías ni cosmologías ni cosas de esas... De momento. Ya irán apareciendo en mi relato las características de mi pueblo, poquito a poquito. Que lo disfrutéis, que me parece que es el primer relato relato que se postea en este subforo.

El viento le golpeaba en la cara, más fuerte aún que un puño cerrado. Mientras miraba el rastro de su paso dibujado brevemente sobre las tranquilas aguas, sus ojos brillaban de emoción. Aún a su edad, y después de innumerables viajes, al viejo capitán todavía le emocionaba el agua. Nunca se cansó de ella, y nunca se cansaría. Era lo mejor que su vida había conocido. A pesar de los peligros que contenía, la sensación de viajar por la superficie sobre la que el humano nunca pudo caminar, el olor a agua salada y la fuerza del viento contra su rostro siempre le fascinaron. Su sonrisa así lo corroboraba.

Faltaba poco para que llegaran a su destino. El vigía ya había anunciado hacía poco que habían vislumbrado tierra firme, y los pasajeros empezaban a inundar la cubierta del viejo barco de carga. El capitán volvió a preguntarse por qué siempre salían cuando el viaje estaba ya terminado y no tenía ya ninguna gracia. La respuesta siempre era la misma, pero él no podía explicarse cómo a alguien no le podía gustar el mar.

El capitán se giró y emprendió el camino desde la popa hasta la proa, parsimoniosamente. La vieja madera del barco crujía con cada uno de sus pasos, y él sonreía más aún.

-Capitán – le saludó uno de sus marineros. El capitán inclinó la cabeza en contestación. Era uno de los chicos nuevos, uno de los jóvenes. Sus ojos verdes buscaban su aprobación en cada acción, y lo cierto era que el chico había cumplido en su primer viaje. El capitán le sonrió aún más. Dio dos pasos más, y posó su mirada en la balista que dormía a su lado.

-Eh, chico – le llamó. El joven le miró rápidamente –. Está mal colocada – le indicó el capitán, señalando a la balista en cuestión. Era cierto, y nunca estaba de más que las armas de batalla estuvieran preparadas. El chico se acercó a toda velocidad y se dispuso a arreglar el problema. La mirada del capitán mostraba su orgullo, y siguió su camino dejando atrás al chico, que sonreía ampliamente.

El capitán proseguía su paseo, y, desde donde ya se encontraba, a las puertas de la bodega, ya vislumbraba el puerto, y algunos barcos entrando y saliendo. No parecía estar demasiado concurrido, aunque, claro, casi nunca lo estaba. Era un destino poco frecuente para los turistas, por así decirlo. Aún así, al capitán no le desagradaba hacer el trayecto, sino todo lo contrario. Le encantaba navegar, fuera hacia donde fuese y por los motivos que fuesen.

Los pocos viajeros que había en la embarcación parecían estar empezando a salir a cubierta. Una mujer, ataviada con un vestido de un rojo cobrizo y una capucha blanca, salía en ese momento acompañada de un hombre aparentemente mayor que ella y que portaba en su mano derecha un saco marrón. Las ropas grises claras de otro hombre brillaban desde la proa, y un niño, que tendría menos de diez años, correteaba por la cubierta persiguiendo a otro algo más pequeño.

El capitán, a todo esto, sonreía... Hasta que vio a aquel hombre. La sonrisa se borró de su rostro de un plumazo, y su mirada se endureció.

La túnica era de un verde muy oscuro, y le tapaba hasta los tobillos. No se veía nada debajo de ella, pero el capitán estaba seguro de que ocultaba algo. Sus zapatos eran de cuero duro, y el sonido de sus pasos sobre la madera de la cubierta denotaba metal. Su rostro no era de un hombre mayor, sino todo lo contrario. No pasaría de los veinticinco años, seguramente, pero, a primera vista, podría pasar por alguien de más de cuarenta. Su barba negra cubría toda la parte inferior de su cara. La boca era pequeña, y siempre estaba cerrada. Los ojos parecían los de un hombre duro e intransigente, pero ocultaban una tristeza apabullante. Y, sin embargo, el capitán no sentía lástima, sino... Terror.

Hussin se movió casi imperceptiblemente. Su mirada estaba clavada en el puerto, maravillándose ante lo precioso que parecía ahora. No era lo mismo. El agua, azulada más que verdosa, tenía un tono mucho más apacible. Los edificios, en vez de estar tintados de colores oscuros, tenían ahora el sello de la alegría y la libertad. Los blancos parecían más blancos, y los negros, menos negros. Empezaba a escuchar las voces de los ciudadanos, sus gritos, los intentos por vender más que el del al lado. Esta vez tenían mucho más significado, más contenido. Ahora no eran simples sobras en una ecuación, sino que representaban los quehaceres diarios de personas con sus propias vidas, ocupaciones y preocupaciones. Todo aquello le maravillaba.

El barco se aproximaba a los muelles con mucha calma. Hussin sabía que se podía ir más rápido, mucho más; pero no tenía ninguna prisa. Ya no.

Sus manos se agarraban a la barandilla, como si temiera caerse. Antes, no había tenido ese miedo... Ni ningún otro. Una media sonrisa, con demasiadas implicaciones, se dibujó en su rostro. Sus mejillas, con una terrible cicatriz decorándolas de lado a lado, volvían a parecer humanas.

La distancia se reducía, y Hussin comenzaba a ver los puestos del mercado, llenos de peces recién pescados o de comida recién traída. El suelo pavimentado estaba teñido de un marrón oscuro, casi negro, que parecía alegre. Uno de los puestos estaba particularmente lleno. El toldo, de un tono entre el amarillo y el blanco, guarnecía del sol tan sólo a unos pocos de los compradores. La vendedora, una mujer de aspecto desenfadado, con cabellos marrones y voz de sargento, no daba abasto aún con la ayuda del que parecía ser su hijo, de unos doce o trece años y de cabellos tan rubios como amarilla era la luz del sol.

En el otro lado del muelle, los barcos pesqueros intentaban atracar en los lugares más cercanos a los puestos del mercado. Las voces tronantes de los capitanes envolvían a cada navío. Una vela blanca adornada por el verde del dibujo de unas hojas se despedía ya del mundo hasta otro día mientras era recogida por los tripulantes de la embarcación. Era un barco más bien pequeño, bastante nuevo, a juzgar por el color de la madera. Los marineros comenzaban ya a coger los sacos, repletos de pesca, para empezar a descargarlos. Ya en tierra firme, unos carreteros aguardaban a la llegada del pesquero para transportar los suministros cuanto antes.

Hussin se maravilló ante todo lo que no había visto la última vez que había venido a la ciudad. Él que creía ver más que nadie parecía haber estado ciego ante lo que verdad importaba.

A su lado, en la cubierta del barco que le había cruzado el mar, una mujer y su hijo miraban, casi envueltos en lágrimas, el muelle. Hussin casi sonrió, pero fue incapaz. Los normalmente más de doce días de viaje y la dificultad de la travesía hacía creer a muchos que nunca llegarían, pero la aparición repentina del muelle curaba todos los males. Algo más allá, otra familia, un poco más grande, aguardaba el desembarco impacientemente. Sus ojos se iluminaban conforme la embarcación se acercaba al amarradero.

La distancia se empezaba a reducir hasta el punto de que una cuerda, lanzada desde el barco, se pudo atar al poste que les aguardaba en el embarcadero. Hussin comenzaba a estar impaciente, incluso nervioso. El bamboleo del agua comenzó a notarse más al estar la embarcación ya varada.

-¡Atado, señor! – gritó uno de los marineros.
-Bien – respondió el capitán del navío –. Señores, hemos llegado a Undistaira. Aquí acaba su trayecto. Mucha suerte con sus quehaceres a partir de este momento – recitó, casi de memoria. Los capitanes no solían despedirse de los pasajeros de sus barcos, pero a él siempre le había parecido que no costaba nada dejarles un detalle amigable. Una sonrisa decoraba su rostro mientras despedía personalmente a ciertos pasajeros –. Adiós, señora – dijo, acompañándolo con una inclinación de cabeza, mientras ella daba un paso adelante y desembarcaba sobre el pavimento del puerto.

Hussin se tapó de arriba abajo y se levantó lentamente cuando ya sólo quedaban unos pocos viajeros. La madera del barco crujía bajo sus pies, aparentemente cediendo ante su peso. Sólo aparentemente. Un paso más, y su nueva vida se acercaba. Otro, y otro más. Un último. Ya casi había bajado, pero se detuvo. A su lado, el capitán casi temblaba de miedo.

-Oiga – susurró Hussin. El capitán, asustado pero orgulloso, alzó la cabeza.
-Dígame – respondió, mirándole amenazadoramente.
-Muchas gracias por no tirarme por la borda – dijo Hussin. La sinceridad se adivinaba a través de sus palabras. El capitán entornó los ojos –. Mucha suerte a usted también – murmuró, mientras giraba sobre sí mismo, recogiendo su larguísima túnica verde oscura y emprendiendo la marcha.
Un oficial de puerto le detuvo unos pasos más adelante.

-¡Alto! – le avisó, extendiendo la espada a su lado. Hussin se detuvo, aún a sabiendas de que podría haberle apartado fácilmente. Se contuvo –. Su nombre, por favor – pidió. Los ojos se adivinaban amables a través del casco cobrizo. No era más que una rutina.

"Hussin Navirik", le dijo su antigua vida, la furia, la ira, el descontrol.

-Eunán Fa'Hael – dijo su nueva vida. La calma, la paz. El misterio. Los nervios.
-Muy bien – murmuró el guardia mientras un escriba anotaba –. Es la primera vez que viene a Undistaira, ¿verdad?

"No."

– Sí, lo es – contestó Eunán, con una sonrisa.
– En ese caso, acompáñeme, señor Hael – le pidió el guardia, amigablemente cediéndole el paso a Eunán, que prosiguió su camino, recogiendo la túnica más aún, pero sonriendo.



Pd. Disculpad todo el lío de los guiones. Pese a toda la publicidad de windows, word sigue haciendo lo que quiere, como quiere y cuando quiere. Los guiones deberían ser todos iguales y que sean algunos distintos no tiene ningún significado de ningún tipo.

Como siempre, el título es completamente provisional y se aceptan sugerencias.

Ppd. Joé, Wind, qué velocidad :D  Ya lo cambié, me parece que éste va mejor.

Wind_Master

En este foro, con el fondo tan claro, queda un poco chillón el coral, Reactive.
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.


Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.




<- Este huevo dragón es legendario

Reactive

#2
Master Ageof

CitarEscrito originalmente por Reactive
El capitán proseguía su paseo, y, desde donde ya se encontraba, a las puertas de la bodega, ya vislumbraba el puerto, y algunos barcos entrando y saliendo.

Soy consciente de que el castellano (y cualquier lengua salvo el lojban) a veces no es suficientemente flexible para expresar en una sola frase una gran cantidad de conceptos. Pero, aún entendiendo la necesidad sintáctica de las primeras comas, creo que la última sobra.


Bueno, me ha encantado. Como siempre, sabes captarlo todo. Lo he notado un poco corto, como siempre pasa cuando se lee algo realmente bueno.

Una cosa, ¿"Eunán" necesita tilde? ¿O es una tilde tonal, como el chino (pronunciándose la 'a' con tono ascendente)?

Bueno, como tengo algo de tiempo, haré una crítica más alastoriana.

El primer párrafo es una introducción bastante buena. A resaltar, esta genial frase:
CitarA pesar de los peligros que contenía, la sensación de viajar por la superficie sobre la que el humano nunca pudo caminar, el olor a agua salada y la fuerza del viento contra su rostro siempre le fascinaron
De verdad, hace falta un tipo especial de talento para hacer frases así.

La caracterización del capitán es muy buena. Algo simple, quizás, pero no si tenemos en cuenta que el relato sólo ha comenzado... o muy profunda si es que va a ser un personaje secundario o, incluso, temporal (es decir, que ya no vamos a ver más por aquí, lo que sería una pena porque me ha encantado).
Siempre cojo con pinzas el tema de los barcos porque, así lo reconozco, soy un completo analfabeto funcional en lo que se refiere al mar y a los barcos. Como que aún no sé qué es la proa y la popa, o dónde está estribor. Por eso me alucina que haya gente que hable con tanta propiedad de ese mundo, y es uno de los puntos favorables de esta introducción.

También es buena la introducción de Hussin, aunque un poco liosa. Al principio lo confundí con el capitán, pues no encontré una diferencia clara de narración. Así, el lector se encuentra con el que probablemente será el protagonista de la historia y lo conoce por primera vez a través de los ojos del capitán. La descripción es buena, aunque escueta. Sí, describes su aura, pero no demasiado su aspecto, más allá de la barba y la cicatriz. Esto no es necesariamente malo, dejas al lector imaginarlo a su aire y siempre eso siempre es bueno.

Me maravilla la descripción del puerto. Yo de pequeño vivía en una ciudad portuaria, y todavía me emociono cuando huelo la sal en el aire típica de las ciudades costeras. En este sentido, puedo decir que me ha recordado perfectamente a un puerto. Hasta he podido olerlo. Ese bullicio me encanta.
Sobre la ciudad en sí, he mirado el mapa y veo que se encuentra en la costa del mar interior. Un sitio muy bueno para el movimiento marítimo (no sé si tiene sentido lo que acabo de decir).

Te insto a que continúes.

Reactive

Khram Cuervo Errante

Estupendo, en tu línea como siempre. Bravo, Reactive.

Reactive

Mystik

Exquisito, la verdad es que atrapa, si señor, no me equivocava pensando en tu capacidad escribiendo, y aun asñi me has sorprendido mucho más que gratamente, impecable, felicidades.

Reactive

EPI el Anonimo

Como en todos los relato/historias nuevas que empiezan voy a esperar un par de posts más antes de hacer una crítica importante. Sin embargo...

Hussin no es humano, ¿no?. Puede ser que sea un warfo ("Sus mejillas, con una terrible cicatriz decorándolas de lado a lado, volvían a parecer humanas") ¿Cómo era su anterior vida? pones sólo "su antigua vida, la furia, la ira, el descontrol", ¿nos vas a contar algo más adelante sobre ella?

No todo son preguntas. Me ha encantado el primer párrafo.

Reactive

CitarUna cosa, ¿"Eunán" necesita tilde? ¿O es una tilde tonal, como el chino (pronunciándose la 'a' con tono ascendente)?

Es de pronunciación. Igual la acabo quitando y que cada cuál pronuncie el nombre como quiera.
Sobre las comas, ya sabes... Siempre prefiero pasarme a quedarme corto.
Ah, por cierto, Undistaira no está en el Mar Interior, sino en Salethzira, pegado a la península del delta ese tan majo que hay por allí. No es tan buen sitio estratégicamente, pero seguro que el clima está mejor xD.

CitarHussin no es humano, ¿no?

Menos preguntas y más ser paciente, hombre. Pero en teoría es humano, humano, pero bien humano.

Reactive

EPI el Anonimo

Para que puedas seguir cuando quieras.

Reactive

Lunae

me gusta mucho, tu forma de escribir crea una atmósfera en la que todo parece esfumarse (todo excepto tu texto, claro está)
de verdad, síguelo, y danos el gusto de leer algo así :)

Reactive

Santrack

CitarEscrito originalmente por Lunae
me gusta mucho, tu forma de escribir crea una atmósfera en la que todo parece esfumarse (todo excepto tu texto, claro está)
de verdad, síguelo, y danos el gusto de leer algo así :)

Coincido contigo, si bien es cierto, no he leido muchos relatos tuyos.

Pese a todo, saben capturar a la persona para no poder dejar de leer hasta el final, animo con el resto ;)

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