Noticias:

Pelu se lleva a un cientoseisero a Barcelona.

Menú Principal

Buen Puerto

Iniciado por Reactive, 22 de Septiembre de 2009, 23:22

0 Miembros y 1 Visitante están viendo este tema.

Reactive

freedom fighter

Reactive, ¿puedo tomar la ciudad de Undistaira como ambientación para la primera parte de mi relato? No es por nada particular, es simplemente que es una de los primeros relatos que leí y me gustó cómo describes la ciudad xD La verdad que podría poner cualquier otro nombre, o simplemente ciudad, pero me hacía ilusión darle más ambiente a mi relato xD A posta, he creado una biblioteca cito:

"La biblioteca era un edificio imponente. Confeccionado con grandes bloques de mármol se alzaba indolente a los alrededores del Barrio Portuario. Las grandes puertas de roble, teñidas de color oro, estaban siempre abiertas a cualquiera que desease nutrirse de sabiduría. Dentro se guardaban multitud de libros, de todo tipo, desde libros divulgativos, hasta libros de filosofía, pasando por libros...oscuros. El techo era un complicado laberinto de cristales que iluminaban en todo momento el núcleo del saber humano.
El decano era un hombre anciano y sabio, que llevaba toda la vida dedicándose al saber. Se encontraba en su despacho, sentado ante una mesa llena de papeles. Tocaba revisar cuentas. Con la diestra garabateaba rápidamente mientras oía las risas de sus aprendices, que tenían el día libre. De éstos, el único al que valoraba favorablemente era a Anth, un muchacho estudioso y deseoso de saber. "

Así describo la biblioteca, es muy vaga la descripción, pero si crees que no cabe en la ciudad pongo en lugar de Undistaíra "ciudad" y ya xD

En cuanto me des permiso posteo la primera parte del relato ;)

Reactive

#31

(Tres meses después.)


Querido Eunán:

Menos mal que tu dirección es discreta, si no me habría salido muy caro mandarte esta carta, y no estamos como para levantar sospechas. La verdad es que la tensión está por las nubes aquí; los Tyasri saltan a la más mínima, y saltan alto. Lisdur Navirik en particular está armando mucho revuelo con cualquier cosa que afecte positivamente al Clan Idirith. La última ha sido quejarse ante el Consejo de la Ciudadela por unas supuestas "concesiones comerciales que recibe el Clan Idirith injustamente". Ver para creer. Cualquiera diría que sois hermanos, Hussin: no os parecéis en nada. Ah, perdona. Se me olvida llamarte con tu nuevo nombre, Eunán.

Tengo dos malas noticias para ti, Eunán. La primera es que Ishissira se ha acabado casando. No sé realmente cuánto te importaba esa chica, pero se casó el mes pasado con un guerrero Tyasri de Válielaith. Parece que todos tus seres queridos se inclinan hacia el Clan Tyasri.

La otra es que nuestro Jefe de Clan se muere, Eunán. Un fesfo al que consultamos nos dijo que tenía un tumor en la cabeza, en el cerebro. Tiene unas jaquecas terribles, a veces se pasa noches enteras gritando. Le hemos trasladado a Ísur, para que viva lo que le quede en paz con su familia. Lo que menos se merece es que ahora le molestemos con temas políticos. Se están ocupando de todo Naest y Kurfut, y lo están haciendo bien. Ganando enteros para su nombramiento como Jefes cuando Eiaraa finalmente se muera.

Ah, y tu hermano también ha sido noticia: ha entrado al séquito del Jefe del Clan Tyasri. No me gusta nada que Lisdur siga escalando posiciones. Cada vez va a ser más y más peligroso, y sus peticiones y reproches más escuchados. Últimamente parece contar con el apoyo del Clan Caissa en cualquier cosa que haga contra nosotros, y el Clan Shaeth no tiene demasiadas intenciones de ayudarnos.

Espero que tu misión en Undistaíra vaya bien. Dile a Atherr que tendremos que acelerarla: necesito que tengáis el control total de la Colonia, como muy tarde, en año y medio. Los tres años iniciales puede que no sean suficientes. Cada vez voy sintiendo más inseguridad. Me parece que se está tramando algo gordo contra el Idirith, contra nosotros. Y cuando digo gordo, me refiero a muy gordo. No sé qué es, es una corazonada. Si averiguo algo te lo contaré.

Asesinaron a un comerciante en Nundavira el mes pasado. Un comerciante de pieles importante, parece ser. Un paseo de su oficina a casa, y una muerte sin ninguna señal de violencia. Vamos, un asesino Caissa. Los Tyasri, los asesinos rojos, ya sabes que son mucho menos discretos. Qué te voy a contar después de que te persiguieran durante meses. Lo que no sé es que pintan los Caissa metidos en Nundavira. Me parece que hay algo entre ellos y los Shaeth. No quiero saber cuál ha debido de ser el pago.

Por lo demás, por aquí hace una temperatura decente, pero pronto la nieve cubrirá la Ciudadela de arriba a abajo. Los picos de El Órgano ya están nevados, ¡imagínate! Sé que te gusta más el Sur, pero debo decirte que ahora el paisaje es precioso por aquí. Deberías verlo. Los fesfos de La Catedral dicen que va a ser un buen invierno, que no va a hacer demasiado frío. Eso espero. Lo que nos faltaba era que muriera gente por enfermedad.

Ya me contarás cómo os va por allí. ¡Espero que hayáis sobrevivido todos al verano sureño!

Tu amigo,

Rar Fa'Lassair



– No son precisamente buenas noticias – murmuró Atherr cuando terminó de leerla, con una mueca de disgusto, sin dejar de andar lentamente alrededor de la mesa.
– No – coincidió Eunán, sentado a una de las nuevas sillas del local, que sí que parecía haber mejorado desde su última visita. Ahora había una mesa rectangular rodeada de sillas y otras cuantas mesitas redondas distribuidas por el cuarto. Las paredes lucían un señorial color marrón rojizo, y los segmentos que no estaba ocupados con estantes lo estaba con cuadros u otros elementos decorativos. Desde luego, no se parecía en nada a aquel local vacío, decrépito y grisáceo que recordaba Eunán. Ainesá, sentado enfrente de Eunán, les miraba preocupado, sus ojos entornados.

– ¿Qué dice? – preguntó, pronunciando la ce como una ese y arrastrando las palabras, como hacía siempre.
– Básicamente, que las cosas están feas por la Ciudadela y que Eiaraa se muere.
– ¿Eiaraa? Si estaba perfecto hace solo seis meses – la cara joven e inofensiva de Ainesá mostró un gesto de confusión.
– Pues se muere – murmuró Eunán.

– Y además, dice que tendremos que completar nuestra misión en menos tiempo – apostilló Atherr. Ainesá alzó las cejas y abrió los ojos.
– Eso sí que es raro en Rar.
– En vez de tres años, tendremos año y medio –. Ainesá hizo algunos cálculos.
– ¿Podremos cumplirlo?
– Por mi parte sí – dijo Eunán.
– Pero Corym quizá tenga problemas – añadió Atherr – y supongo que Serym también.
– Yo puedo aportar capital al que lo necesite – propuso Eunán –. Llevo bien mi plan, tengo excedente. Y Ainesá puede aportar vía libre. Es todo lo que se necesita en Undistaíra.

Ainesá sonrió siniestramente y por primera vez pareció ser lo que realmente era. Pocas veces dejaba ver su verdadera personalidad, su alter ego. Ésa fue una.

– Sí... – susurró –. No tendré problemas en acelerar mis planes.
– Bueno, ya hemos alargado esto lo suficiente – zanjó Atherr –. Idos a donde quiera que debáis ir –. Se movió hacia la puerta rápidamente. Eunán y Ainesá se levantaron con calma y le siguieron mientras charlaban del tiempo.


Ahí queda eso. A ver si le damos un poco de acción a esto... Aunque supongo que con el CIRCO estaremos la mayoría algo out, pero sea.

Wind_Master

Pero Reactive, ¡el CIRCO! :P
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.


Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.




<- Este huevo dragón es legendario

Reactive

Me dio tiempo a presentar algo... Después de estar escribiendo de once menos cuarto a doce en punto xD. Y luego ya postée esto, cuando conseguí algo para nuestro amado concurso. xDxD

Blood

Bueno paso de vuelta por aquí a ver si saco un poco de tiempo y leo más.

El fragmento corto pero muy ... ¿inquietante?. Jeje espero sigas con la historia.
En contra del uso de corbatas xD


master ageof

Yo, como creo que todos, estamos deseosos de que este relato continúe.
Aquellos pueblos que olvidan su historia... golpe de remo

freedom fighter

Cada vez toma esto un cariz más inquietante... Ardo en deseos de que sigas posteando. Cada vez van apareciendo más personajes que supongo jugarán un interesante papel en la historia.

A ver si soy afortunado y posteas otra entrega antes de acabar el puente xD

Reactive

"El mundo es peligroso. El mundo es difícil. El mundo, tal y como lo conocemos hoy en día, es cruel. La lucha por la supervivencia es lo que, instintivamente, nos lleva a tratar de imponernos a los demás. Queremos lo mejor para nosotros, pero también para nuestros hijos. Todo lo demás carece de importancia. La existencia es casi individual, no se comparte, es egoísta.

   Así pues, ¿con qué objetivo nos crearon los Dioses? Ningún Creador busca el sufrimiento de sus creaciones, salvo que experimente con ellos. Si nos crearon para vernos crecer y vivir en paz y armonía, han fracasado y no debemos venerarles por ello. Y si, por otro lado, nos crearon para corroborar sus teorías o demostrarse entre ellos cuál de sus creaciones es mejor, tampoco merecen nuestra devoción.

   Y, sin embargo, gran parte de la población de Avadur cree en estos Dioses. Algunos seguirán a Shajun, el Bondadoso. Los habrá, en cambio, que crean en Zaran, en la Justicia, o en Neikassar, la Destrucción. Cabe preguntarse, pues, por qué esta gente cree en estas deidades a pesar de todos los males que parecen habernos causado, o a pesar de que existe la posibilidad, nimia pero real, de que ni siquiera existan.

   La respuesta es simple pero punzante, pues, como dice el antiguo refrán, "no hay dolor más fuerte que el Verdadero". Los humanos, sea porque Shajun nos hizo así o porque nuestra cultura nos marcó, somos débiles, incrédulos y temerosos. Nos asusta lo desconocido, lo que no podemos explicar, y recurrimos a los Dioses para tapar los huecos que nuestra mente es incapaz de llenar. Y los Dioses, a su vez, nos impiden ver el mundo que aguarda a ser descubierto, a ser investigado, a ser destapado de una vez y desvelar así todos los secretos que, hasta que la religión desaparezca, nunca serán encontrados."



Las Voces del Futuro.


La portada del libro era preciosa. Los dibujos, exquisitos, describían curvas y rectas, rectas y curvas que parecían no ser más que filigranas decorativas de atrevidos colores. El rojo, el verde y el morado saltaban rápidamente a la vista, pero el blanco, el azul y el plata no se quedaban a la zaga. Las líneas parecían seguir secuencias ilógicas, simplemente unos trazos al azar que vagaban de un lado al otro de la cubierta del manuscrito, sin rumbo aparente.

Y sin embargo, como todo en aquella vida, tenía su significado. Mirando fijamente, durante un corto rato, la figura empezaba a centrarse y los bordes a difuminarse, y de repente los trazos sin sentido eran el marco de un cuadro, y las rectas ya no eran simples líneas sino que marcaban el filo de una espada, las curvas se habían convertido en las llamas de una hoguera y la atrevida decoración era el cielo estrellado. El cuadro, pues eso era, mostraba el agónico final del llamado "Gran Silencio", que no fue más que la búsqueda y asesinato de todos los que se oponían a los designios del Consejo de Clanes. La hoguera ardía furiosamente, las llamas ávidas de carne que subían y subían y el humo, asfixiante, que se expandía entre la gente. Atado a un poste de madera, ya gritando no de miedo sino de ira, se alzaba orgulloso e impertérrito el último de los asesinados: Rar Fa'Sunú.

Era ingenioso, y Eunán no pudo sino sonreír. Sólo uno de los mejores artistas de la historia pudo diseñar semejante maravilla. Aquel escrito debía de ser de los pocos que quedaran en el mundo, pero vaya si valía la pena. Las Voces del Futuro no tenía más de treinta años, pero todo lo que explicaba, paso por paso, se estaba volviendo realidad. Cada vez la situación en la Ciudadela era más y más difícil, hasta el punto de que Rar Fa'Lassair, Informador Jefe de la Ciudadela y líder en la sombra del Clan Idirith, ya había dado por imposible retomar las relaciones con los otros Tres Clanes: Tyasri, Shaeth y Caissa. Y por eso estaba Eunán allí, en Undistaíra. Mientras se levantaba y se vestía con las mejores ropas de su armario, le dio vueltas a la situación actual.

La misión iba viento en popa y a toda vela, al menos, en lo que a Eunán se refería. El mercado del oro ya estaba bajo su total control: los precios subían y bajaban según los designios de Eunán, y cada vez más minas estaban bajo su control. Ya tenía bajo contrato todo el oro de las minas de Nerenezhaíra y Asazhira, las más grandes y de las que procedía el oro de mayor calidad. Además de eso, controlaba todo el oro que llegaba desde fuera de la Colonia, en particular de comerciantes de Ivhen, y también un par de minas pequeñas en los pueblos Ajierhira y Nuihíra. Aún había otros comerciantes que sobrevivían ahí, pero el mercado del oro estaba bajo su total control.

Además, Eunán dominaba también el importantísimo mercado Undistakiano de joyas. Uno de sus compañeros, Serym, controlaba la manufactura de las joyas en las fábricas de la Colonia, y luego volvía a venderle las joyas a Eunán, que a su vez las mandaba hacia Ísur, Irkazhira o hacia cualquier otra parte de Bardha. Siguiendo las órdenes que le llegaban de Rar, evitaba vender a las ciudades controladas por los otros Tres Clanes, que eran básicamente todas las Colonias aparte de Undistaíra e Irkazhira. Así pues, no hacía ni dos semanas que había cerrado un acuerdo con el Reino de Khardha para suministrarles doscientos cincuenta quararns de joyas a la semana a un precio más que decente... Desde luego más decente que lo que le habían ofrecido los Clanes Tyasri y Caissa.

Y ahora, Eunán debía proceder con la parte más delicada y difícil de su plan: entrar en el mercado del hierro, y entrar con mucha fuerza. Sólo así conseguiría romper el monopolio de Korja Zyruk, y aún así sería difícil. Llevaban dos meses siguiendo sus movimientos tanto en su vida profesional como en su vida personal, y parecía ser un tipo de lo más peligroso. Utilizaba constantemente técnicas agresivas para librarse de la competencia. Solía bajar los precios por debajo del precio de mercado para arruinar a otros mercaderes, ignorando las protestas de sus trabajadores en las minas. Cuando estos protestaban, solían recibir palizas brutales que dejaban a los mineros lisiados de por vida o con lesiones permanentes. La intimidación era parte fundamental e indispensable de su forma de negociar, y Atherr incluso había averiguado que algunos de sus competidores "desaparecían" misteriosamente para nunca ser encontrados cuando ponían en peligro el monopolio de Zyruk.

Eunán sonrió siniestramente al pensar que Zyruk nunca había tenido un rival como el que iba a tener ahora.

Alguien llamó a la puerta de su cuarto tres veces. Eunán, que acababa de terminar de vestirse, se giró hacia la puerta.

– ¿Sí?
– Su carroza le espera, señor Hael – le anunció su guardia personal sin ni siquiera abrir la puerta.
– Entra, Hor – invitó Eunán, abriendo la puerta. Al otro lado esperaba Hor, que entró sin cambiar su gesto duro y frío.

Hor se había convertido, durante los últimos dos meses, en el mejor compañero de Eunán en la Colonia. Era bastante alto, aunque aún algo más bajito que Eunán, y terriblemente ancho. Muy musculoso, su sola presencia solía llenar una habitación. Siempre vestía ropajes muy discretos y un ceñido peto de cuero duro que Eunán le había proporcionado de sus propios fondos. Sus ojos marrones siempre observaban a su alrededor por si había peligros para Eunán, y no solía abrir la boca salvo para lo más imprescindible. Descendiente de Avishenos, no llevaba ya el pelo largo y trenzado, si no que lo llevaba muy corto, para que nunca le molestase. Eso sí, había heredado los rasgos de los norteños: cejas muy pobladas, mandíbula ancha y pelo rojo. Y rostro duro, con una nariz y una boca muy pequeñas y una barba muy poblada que le ocupaba las mejillas y la barbilla.

   Hor, como de costumbre, no se dejó impresionar por las ropas que hoy lucía Eunán.

– ¿Qué te parece? – bromeó Eunán mientras se colgaba su espada ligera al cinto y se guardaba varios puñales en los zapatos y entre su ropa. Hor, ya acostumbrado a esas precauciones, negó con la cabeza.
– Vamos, señor – contestó Hor, con una media sonrisa asomando. Eunán rió.

   Tardaron poco en salir del hogar de Eunán, en pleno Barrio Portuario, y dirigirse al Barrio de la Esperanza. Pararon media hora después.

– Aquí es, señor – anunció Hor, abriendo la puerta de la carroza –. Avenida del Mar. Es la casa del señor Ijno.
– Gracias, Hor. Ya sabes, tienes la noche libre.
– Estaré aquí fuera esperándole, señor.
– No hace falta, Hor – murmuró Eunán –. En serio – su guardia no movió ni un músculo, ni se inmutó. Eunán suspiró –. Como quieras. Estaré dentro – Hor asintió firmemente y se apoyó contra la carroza, dispuesto a permanecer allí todo lo que quedaba de tarde y parte de la noche.

Eunán aún se asombraba ante su lealtad. Conoció a Hor una tarde, cuando visitó las minas de Nerenezhaíra por cuarta vez para ver cómo iban las cosas para sus mineros. Acababa de producirse un derrumbamiento, y Hor había sacado ya a doce o trece heridos de la mina a pesar de estar él mismo herido. Cuando se cercioraron de que no quedaba nadie más atrapado debajo de los cascotes y Rruara volvió a llamar a todos a las minas, Eunán sacó a Hor de ahí. Le llevó al sanador del pueblo, y mientras le curaban las heridas, Eunán hizo algunas pesquisas. Hor resultó ser uno de los hombres más pobres de la ciudad, pues debía mantener a sus dos hermanas y a tres hermanos pequeños desde que su padre muriera seis años atrás. Era un hombre joven, de veinticuatro años, muy silencioso y frío y que apenas se relacionaba con nadie aparte de sus familiares. Cuando Hor salió de casa del sanador, Eunán le dijo que empaquetara sus cosas y las de sus familiares, porque se iban a Undistaíra con él. Hor al principio no se lo creyó, y después se quedó maravillado. Pese a que nunca se lo agradeció verbalmente, Eunán sabía que le había cambiado la vida. Su lealtad hacia Eunán era irreductible: vivía para él y siempre estaba a su disposición. Eunán se alegraba mucho por haber encontrado a semejante compañero.

Miró por última vez a su guardia personal, lesonrió y se dio media vuelta para entrar al palacio que parecía ser la casa de Ninké Fa'Ijno, el comerciante que le había vendido el amarradero nada más llegar a Undistaíra. Había una fiesta allí, y Eunán tenía que cumplir con su papel de comerciante importante de la Colonia y no podía faltar. Y además, por allí andaría Korja Zyruk. Y Eunán quería verle de cerca antes de lanzarse a por él.

Wind_Master

Me alegra leer de nuevo esta parte del proyecto, Reactive. Espero que esto sirva de pistoletazo de salida para que los demás continuemos con lo nuestro.
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.


Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.




<- Este huevo dragón es legendario

Blood

Como siempre sabe a poco. Muy bueno y a la espera de nuevo que continuen, tanto tú como el resto.

PD: En el último párrafo después de la coma aparece todo junto le sonrió.
En contra del uso de corbatas xD


Últimos mensajes

Gran Guía de los Usuarios de 106 de M.Rajoy
[Ayer a las 07:20]


Adivina la película de M.Rajoy
[Ayer a las 07:04]


Felicidades de M.Rajoy
[15 de Abril de 2024, 13:54]


Marvel Cinematic Universe de M.Rajoy
[15 de Abril de 2024, 08:52]


Dos balas, una vida de Mskina
[21 de Marzo de 2024, 15:12]