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Alt.NWB - Archivo 2: La Fortaleza

Iniciado por ayrendor, 05 de Abril de 2011, 01:16

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ayrendor

Día 1

PdM – 21.

Tareas Obligatorias

• Visitar la Academia – 8.

Tareas Opcionales

• Visitar "La Feria" – 7.

• Visitar la "Biblioteca" – 6.


Cita de: Maxus en 17 de Marzo de 2012, 19:07Todos tenemos derecho a ser una personalidad de Ayr. Lo pone en algún sitio de la Constitución uhm

Cita de: PsyroUna vez un zubat atacó a rayd y estaba tan confuso que fue a casa de ayrendor a pegarle una paliza.

Cita de: Idunne en 17 de Enero de 2012, 17:52
Cita de: khalanos en 17 de Enero de 2012, 17:13
Cita de: Skiles en 17 de Enero de 2012, 16:33Bleach

one piece?

Jungle Wa Itsumo Hare Nochi Guu

madison

#101
Visitar la Academia

feria

Minerva

1. visitar la biblioteca

2. visitar la academia

3. visitar la feria

(no quería un día largo? toma día largo!)

Lance


El tipo


Este usuario NO está patrocinado por WWW.RAE.ES

raul_isl

Feria y luego academia, que le fucking a la biblio.

Mime


Nuly

Gracias, Memmoch

"-Hoy estudiaremos el pentágono. (Profesora)
-¿Y mañana el Kremlin?... Digo, para equilibrar." (Mafalda)




Cita de: Ningüino Flarlarlar en 12 de Agosto de 2011, 12:08
Felicidades, Logan. Ya no tendré que darme prisa para contestarte los sms.

Dartan


ayrendor

#109
Cuando alguien se movía por el barrio de "Las Colinas" debía ser especialmente cuidadoso. Las calles eran una sucesión de pendientes que cobijaban zonas de penumbra, hogar de rateros y asaltantes, y áreas luminosas, donde las patrullas de la Tormenta impartían su particular justicia. Él, por experiencia propia, sabía que evitar ambos extremos era lo más inteligente. La mayoría de las edificaciones, incluida en la que Xerim y su hermana vivían, tenían forma circular precisamente para prevenir las situaciones conflictivas que ocurrían con frecuencia. Sin embargo, aquel barrio nunca había andado falto de habitantes al ser increíblemente barato alojarse allí.
Xerim había avanzado con premura en dirección Norte. En su camino estaba seguro de haberse cruzado con un par de grupos de maleantes que le habían ignorado debido a su rango de graduado. También había pasado cerca de una patrulla de la Tormenta a la que había preferido ignorar, ellos rara vez se amilanaban y mucho menos en su autoproclamado territorio. Las fuerzas del orden dataranas no tenían apenas presencia allí desde que aquella fuerza militar privada se instalaran, previo consentimiento del Consejo, y pasará a ser el cuerpo de protección auxiliar. Las relaciones entre ellos no eran necesariamente amistosas, por lo tanto, se había optado por ceder el patrullaje de aquel espacio a el ejército de mercenarios.


Xerim podía ver ya al final de la calle el muro de color canela que separaba la zona peatonal de la academia. Estaba en mejores condiciones que el resto de las viejas murallas de piedra, huella de antiguas rencillas, cuyo origen había sido olvidado largo tiempo atrás. Dos uniformados hombres le inspeccionaron de arriba abajo mientras comprobaban sus credenciales. Sus protecciones eran escasas, un par de prendas acolchadas y un casco con visor, y sus únicas armas eran un machete reglamentario y una mini ballesta. En un combate quedarían reducidos a cenizas antes de poder responder a una acometida de los mercenarios.

Las puertas se abrieron para él, permitiéndole entrar en el amplio recinto de "El Geo". Xerim había estudiado allí durante diez años la disciplina de la alquimia por decisión de su madre. Fue donde encontró su camino. En este caso, y a diferencia que con su hermana, su padre no se había opuesto teniendo en cuenta su torpeza en el manejo de las armas. Para cuando él completo la pruebas de la Geodemia,  su hermana ya era una alumna bastante conocida por su insolencia y rebeldía. La fama que ella se había ganando le acompaño como una carga durante los primeros años de estancia. Finalmente, había logrado ganarse su propio lugar a base de esfuerzo y trabajo.

Los laboratorios estaban situados en altos edificios de ladrillo rojo repartidos en torno al edificio central y sede del Rombo. Todos estaban acondicionados para llevar a cabo experimentos que eran previamente inspeccionados por los altos miembros antes de ser calificados como aptos. La circulación era libre ya fueras un graduado, un Cirk1  o un Squa2.  El laboratorio número quince, ubicado en uno de los edificios más cercanos a la sede del Rombo, era donde probablemente estaría la persona a la que debía encontrar. El frío invernal del interior de la construcción le recibió nada más penetrar por la puerta. Los sistemas de refrigeración y ventilación funcionaban a la perfección, lo cual era esencial para prevenir los accidentes en las pruebas con productos inflamables. Los montacargas estaban cautelarmente desactivados, así que Xerim tuvo que ejercitar sus piernas subiendo las escaleras. Los sonidos de las voces, golpes y mezclas, se entremezclaban creando un zumbido molesto que se instalaba en la cabeza como una garrapata. Por suerte él ya se había entrenado durante años para ignorarlo mientras trabajaba.
El piso quinto se abría ante él como una sucesión de estancias protegidas por un cristal protector. Todo proyecto era público mientras se trabajara dentro de los laboratorios. Y si bien nadie podía intervenir, asistir o visitar sin previo consentimiento del encargado, si que podía penetrar en la sala si su propio laboratorio era contiguo. Fue en la quinta sala donde notó por el rabillo del ojo que alguien hacia aspavientos. Se detuvo, y tras unos segundos, reconoció un rostro sonriente coronado por una melena rubia cobriza que le saludaba desde dentro. Floze era una de las antiguas compañeras de su hermana y durante muchos años fue el amor platónico de Xerim. Cuando entró en la sala pudo ver que no estaba sola, junto a ella se encontraba Ypwen practicando con algo que quedaba oculto por su cuerpo. Su mono de trabajo manchado y pelo castaño sucio hacían difícil distinguirla en el caos de su recinto. Él había perdido la cuenta de cuantos años llevaba enfrascada en su propósito, pero estaba seguro de que estaba cerca del límite máximo de postergación permitido.

-Vaya, vaya, ¿Qué te trae por los pequeños dominios de nuestra amiga? –preguntó en tono de guasa Floze fijando en él sus ojos verdes -. ¿Acaso nos traes un mensaje de tu desaparecida hermana? ¿Por fin se ha acordado de que existimos?

-Me temo que ella tiene mejores asuntos que atender –respondió sonriendo -. ¿Y tú no deberías estar mejorando tus teorías? Parece ser que soy el único que tiene que ganarse su espacio para trabajar.

-Tiene toda la razón – intervino Ypwen con su habitual tono formal poco propio para una muchacha que provenía de una familia de clase baja -. Si no estuvieras aquí metida todo el día seguramente yo no estaría tan retrasada.

Xerim dejo escapar una sonrisa por aquel ligero reproche. Floze frunció el ceño mientras miraba falsamente ofendida a su amiga. Era bien sabido que el retraso de Ypwen nada tenía que ver con las intervenciones del resto de los mortales. La complejidad del mismo era lo que retrasaba continuamente su avance.

-Quizá debería irme a visitar otros talleres – le replicó -. Otros en los que sea mejor recibida claro está.

-Ni hablar, tu presencia aquí es imprescindible – respondió con premura Ypwen levantando por primera vez su cabeza desde que Xerim había entrado -. Si no estuvieras tú aquí, no tendría quien me trajera café.

Aquella frase basto para que los tres se relajaran. Por normal general, el ambiente de cualquier taller estaba cargado por las sustancias que eran manipuladas. Aquello solía tensionar los nervios de cualquiera que se estuviera allí más de dos minutos. Ypwen desvió su mirada y pasó a apuntarle con su afilada nariz. Le señaló la bolsa del trabajo e hizo un gesto para que se acercara. Xerim, que conocía como se las gastaba aquella mujer, sabía que ella estaba acostumbrada a ser obedecida sin ni siquiera emplear la voz. Se acercó y le cedió los planos de su proyecto que hasta entonces habían estado alojados dentro de la bandolera. Ella les dedico un par de minutos al mismo tiempo que Floze revoloteaba a su alrededor trasladando objetos sin ningún aparente esquema.

-Esto puede ser muy interesante – sentenció casi con un murmullo -. ¿Quién esta revisando esto?

-Moritaka, él ha sido mi Cirk desde que comencé los ensayos grupales – y también había sido lo más parecido a un amigo que había encontrado allí dentro, pero eso prefirió guardárselo.

-Bueno, pues aunque no pasara la criba – siseo aun más bajo que su anterior frase -. Me encantaría que me fabricaras uno de estos si decides seguir por tu cuenta.

Xerim asintió en silencio mientras recogía los planos de las manos de la chica. Ella simplemente dejo escapar un amago de sonrisa complacida por el gesto del joven. No era habitual encontrar gente dispuesta a realizar favores sin compensación alguna.  De todos modos, estaba seguro de que Ypwen le facilitaría los materiales que le fueran posibles en caso de que tuviera que desarrollar solo su invento, lo cual le sería de gran ayuda. Xerim estaba a punto de despedirse cuando una cuarta voz discordante se unió a la conversación.

-Me pregunto como debe ser eso de no ser un genio y tener que pelearte en el barro por tu puesto – intervino el recién llegado -. ¿Instructivo quizá?

El joven recién llegado tenía el pelo alborotado como si hubiera sido victima de un fuerte vendaval. Aunque a primera vista parecía pelirrojo, sus tonos tiraban más hacia el naranja. Una sonrisa de autosuficiencia recorría su mandíbula mientras sus ojos inspeccionaban la escena. Intentaba aparentar superioridad tamborileando sus largos y finos dedos sobre las diferentes superficies cercanas a la puerta que comunicaba su taller y el de Ypwen. Su nariz hubiera sido un rasgo a olvidar si no fuera por la fina línea colorada que la surcaba de derecha a izquierda. El nombre de aquel tipo era Zanamedrín, y Xerim no estaba dispuesto a dedicarle ni un minuto.

-Vamos, que seas de rama podrida de la familia Argaisten no significa que tengas que ser necesariamente un idiota Xerim – continuó provocándole. Xerim trato de resistir los impulsos de insultarle -. Estoy seguro de que tu padre será recordado con gran honor como agente de los Rangers.

-Estoy seguro de que su puesto no alcanzará el renombre digno de un miembro de la familia Kugt, famosos por la cantidad de putas y vino que consumen – contraatacó Floze mientras el color subía a sus mejillas camuflando sus pecas -. Visto así hasta tú no pareces tan despreciable.

-¡Ah, por su puesto que la pequeña pastora iba a salir en defensa de la escoria! – dijo forzando la sonrisa que ahora se asemejaba más a una mueca -. Los Arbaín tenéis experiencia en eso de recoger mierda de vuestros rebaños.

Xerim agarró del brazo a Floze antes de que le saltara encima. Puede ser que normalmente fuera pacífica, pero en aquel momento hubiera destrozado a Zanamedrín si este hubiera estado un poco más cerca. Ellos tres representaban a pequeña escala una de las muchas rivalidades internas de las familias que poblaban las residencias de "la Villa". Las rencillas eran viejas como las piedras que sostenían los cimientos de sus caserones. Había un total de trece familias que mantenían su presencia, en mayor o menor medida, en el Consejo que dirigía la ciudad. La mayoría habían desistido en su participación en la disputa por el control de la calles, pero algunas aun mantenían sus antiguas pretensiones habiéndose adaptado a las normas no escritas que surgieron con el paso de los años.

-Será mejor que te largues de aquí – le advirtió Xerim tratando de adoptar un tono neutral.

-Me mantendré aquí mientras la dueña del taller me lo permita – contesto rápidamente sin apartar su mirada de la furibunda Floze -. ¿Pudiera ser que ya no fuera bienvenido en el taller de la honorable Ypwen?

Muy hábil eso se pasarle la pelota a la dueña del habitáculo, pensó Xerim. Ella no podría negarle el acceso, que con cortesía le había sido pedido, sin incurrir en un agravio que hubiera mermado su reputación.  No obstante, Ypwen se había acostumbrado a tratar con aquel tipo de gente y sabía de buena tinta como desenvolverse en tales situaciones.

-Eres bienvenido en este taller siempre que tengas algo que aportar Zan – comenzó ella sin alzar la vista de su trabajo y restándole importancia a la situación -. Pero es evidente que se ha surgido una situación de tensión que está perturbando mi trabajo. Por tanto, ¿serías tan amable de ayudarme a ponerle cese?

Zanamedrín sabía reconocer cuando alguien jugaba bien sus cartas. Hizo un breve y elegante saludo, no exento de cierto grado de cinismo, y se retiró en silencio. Floze se calmo a los pocos segundos y él la liberó de su apresamiento. Ella le tocó el hombro en señal de agradecimiento antes de alejarse a por una taza de café. Xerim, ante aquel silencio incomodo que se formó en la habitación, decidió que aquel era el momento para irse a buscar a Moritaka. Ya salía por la puerta cuando Ypwen le dirigió unas breves palabras de despedida desde su silla.

-Relájate chico, Zan nunca perdonará que tu hermana le rompiera la nariz – le explicó sin necesidad con una intención clara de ser oída por Zanamedrín desde el otro lado de la puerta -. Si vas a conseguir un sitio aquí tendrás que acostumbrarte.



En las últimas salas del corredor, Xerim encontró a Moritaka examinando varios volúmenes forrados en cuero. Su corto pelo rubio le otorgaba un aire de eterna juventud que él sabía aprovechar. Además, contrastaban fuertemente con sus ojos negros como el carbón. Su complexión delgada le había permitido salir ileso de más de un accidente que involucraba metales pesados. Xerim no  tenía ni idea de su edad exacta, pero diversos cálculos que había hecho en base a ciertos parámetros le indicaban que debía rondar los treinta y muchos.

-Ya era hora de que te decidieras a aparecer – le reprochó de forma autoritaria -. Pensaba que te tomabas esto en serio, la revisión es mañana.

-Lo sé, no hace falta que me lo recuerdes. Si no he venido antes ten claro que es por que no quería enseñarte un proyecto inacabado – se defendió Xerim mientras extraía de la bolsa la totalidad de los objetos que era precisos para la inspección de los planos -. Echa un vistazo globalmente y dime si crees que pasarán la prueba.

Moritaka apreciaba la precisión en todas las facetas de la vida, así que no puso inconveniente en ir directamente al grano. El proyecto que Xerim iba a proponer ante la sala compuesta principalmente por miembros de Rombo era un aparato cilíndrico  de apenas cuarenta centímetros. A primera vista no parecería más que una porra con formas poco ortodoxas, pero en su interior guardaba un complejo sistema de almacenaje y compartimentos que con los engranajes correctos permitía realizar mezclas rápidas. Tras diez minutos, en los que fue sometido a un rápido aunque minucioso análisis por parte del Cirk, Moritaka decidió que había visto suficiente.

-El proyecto es perfecto – sentenció expulsando el aire como si se hubiera quitado una gran carga de encima-. Aunque me preocupan las aplicaciones armamentísticas que pueda tener.

Xerim se quedo mirándole perplejo. Aquella conversación la habían mantenido semanas atrás cuando le detalló la idea. Él había decidido correr el riesgo de ser rechazado y Moritaka había asumido que no había forma de hacerle cambiar su parecer. La charla había no había sido precisamente cómoda y no era algo que deseara repetir.

-Ya se que no lo vamos a cambiar ahora. Ni aunque quisieras tendríamos tiempo – le explicó con la calma con la que un maestro enseña a un niño las tablas de multiplicar -. Además, estoy cada vez más seguro de que el proyecto puede triunfar si tiene el padrino adecuado.

-¿Qué padrino? – preguntó raudo antes de que cambiara de tema.

-Es un miembro del mismo Rombo, lo cual nos asegura que tendremos una gran aceptación que... – su voz se detuvo al contemplar la cara de enfado de Xerim -. Es Nawqo Navayin.

-No, no y no. De ningún modo permitiré que él me apoye en esto – declaró al mismo tiempo que golpeaba la mesa con la punta del dedo índice -. Nada bueno puede venir de la familiar de Crow.

-Sabes que él no tiene mayor relación con su sobrino que la necesaria – dijo Moritaka tratando de aplacar su furia -. Además era amigo de tu abuelo – continuo mientras modulaba su voz para evitar que Xerim se alborotara -. ¡Incluso el mismo ha insistido en ver el prototipo mañana mismo, un día antes de la reunión!

Xerim reflexiono ante la situación. Él personalmente nada quería tener que ver con la familia Navayin, la cual había estado indirectamente involucrada en el fallecimiento de su madre. No obstante, era primordial conseguir una plaza allí para poder mantener su ya de por si bajo nivel de vida. Tenía vagos recuerdos su primer encuentro con Nawqo cuando con apenas cinco años llego a la ciudad. La historia la había completado Jinu unos cuantos años después en una conversación sobre los Navayin. Al parecer, la hermana de Xerim había proferido ciertas críticas desafortunadas, extraídas de las enseñanzas de su abuelo, que Nawqo había recibido con bastante humor. Sin embargo, su sobrino Crow, que le acompañaba en aquel momento, montó en cólera de tal forma que hizo falta el esfuerzo conjunto de su tío y el padre de Xerim para calmarle. Años después Crow se encontraba entre las personas que pusieron freno a la iniciativa que podía haber salvado la vida de la enferma madre de Xerim. Su hermana nunca se lo había perdonado a Nawqo, con el que había cortado inmediatamente relaciones.

-Vamos Xerim, piénsatelo bien – le instó su viejo instructor -. Estoy seguro de que puedes construirlo y traerlo mañana antes de la reunión. Sabes que yo no te lo recomendaría si no pensará que es necesario.

Su hermana iba a descuartizarle si se enteraba de aquello. ¿No abriría aun más heridas esa decisión? Xerim no quería, ni podía, darle muchas más vueltas a aquello. Las decisiones nunca habían sido su fuerte, solía actuar por instinto y eso decidió hacer.

-De acuerdo – respondió finalmente sin pensar mucho en lo que acababa de hacer -. Mañana lo traeré para que pueda verlo, espero que no te equivoques.



Citar
1.Denominación de los instructores de la academia.
2.Denominación de los alumnos no graduados de la academia.


Cita de: Maxus en 17 de Marzo de 2012, 19:07Todos tenemos derecho a ser una personalidad de Ayr. Lo pone en algún sitio de la Constitución uhm

Cita de: PsyroUna vez un zubat atacó a rayd y estaba tan confuso que fue a casa de ayrendor a pegarle una paliza.

Cita de: Idunne en 17 de Enero de 2012, 17:52
Cita de: khalanos en 17 de Enero de 2012, 17:13
Cita de: Skiles en 17 de Enero de 2012, 16:33Bleach

one piece?

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