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Mañana todos a levantarse pronto para ver el final de lost. Seguro que explican lo del oso, el humo negro y los poderes de Walt.

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Alt.NWB - Archivo 2: La Fortaleza

Iniciado por ayrendor, 05 de Abril de 2011, 01:16

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ayrendor

#180

Al terminar la reunión, Xerim cargaba un nuevo peso sobre sus hombros. La misión que se le había encomendado era una autentica prueba a contrarreloj. Aunque, mirando el lado bueno, por fin había descubierto a que se debían las prolongadas ausencias de su hermana. El joven podía imaginarse que motivos estaban impulsando los actos de Savage en aquel momento, bueno, más bien temía que fueran los que él suponía. Larga era la sombra que proyectaba el recuerdo de su madre. Pero aun más lo era el espíritu vengativo que movía a su hermana. Si su padre hubiera estado presente habría frenado todo aquello desde el inicio, en su mente de ranger no cabía lugar para la insubordinación. El orden establecido, fuera cual fuere, era justo siempre que se atuviera a razonamientos lógicos. Ni siquiera la muerte de su mujer, debido a uno de esos razonamientos, había abierto una fractura en su determinación.

En la parte baja de la Torre de los Astros le esperaba el veterano Sócofon charlando con los guardias. El instructor militar solía ir ataviado con una armadura ligera que mezclaba piezas de diversas procedencias. Aquel día, eran los colores ocres los que predominaban en sus ropas. La cicatriz de su frente, unida a otras tantas de menor envergadura, le daba un aspecto aterrador que poco se correspondían con la realidad. Era un hombre seco y de gesto adusto, eso era verdad. No obstante, sabía tratar con delicadeza los asuntos que lo requerían y era bastante justo con sus hombres. Nunca había visto al militar reconvertido en soldado de fortuna maltratar a uno de sus subordinados.

-Quita esa cara de dolor chico, nadie te ha golpeado...aún – dijo Sócofon en una clara referencia al resto de hombres vencidos por Savage.

-Hay ideas que marcan como cicatrices – replicó él, sin ganas de llevar la conversación por esos derroteros-. ¿Tienes algo para mí?

El hombre metió la mano en la bolsa que llevaba colgada del cinto. Junto a ella había una larga espada cubierta por una simple vaina de gastado cuero. Lo que extrajo del saco era un trozo de tela color rojo, a juego con la ropa que llevaba Xerim. En el centro estaba la garra símbolo de Veldro.

-Esto es un salvoconducto para casos de emergencia – explicó el soldado mientras lo ataba al brazo del alquimista-. No recurras a él si no es estrictamente necesario. Es una variante que hasta este momento solo teníamos seis personas. Habrá gente que te tratará con respeto si lo muestras, pero muchos querrán encerrarte para chantajear al jefe.

-Seré cauto – prometió Xerim mientras cubría el trozo recién atado por un paño negro. Si no, intuía que acabaría bailando en las manos de Crow Navayin, el cual siempre había mostrado un macabro interés por su familia.


El día había amanecido encapotado por nubarrones de un color gris azulado. No había llovido con fuerza, aunque no hacía falta que eso ocurriera para que algunas calles se llenaran de barro. En "La Feria", donde miles de personas transitaban sus calles durante toda la jornada, tenías que tener extremo cuidado con donde pisabas. Un paso en falso en una zona de barro acumulado podía hacerte caer. Las caídas iban acompañadas de molestas lesiones que iban desde esguinces a roturas.
El joven alquimista había decidido desde que salió de la reunión seguir la pista más clara que tenía. Merice le había dado un pase a su hermana para salir de la ciudad por el Camino del Haz en dirección al puerto. Si lo había utilizado, o no, era algo que no podía averiguar si no iba hasta allí.

Junto a la Galería Roja se encontraba el edificio donde se expedían los permisos para Puerto Cloaca. En realidad, solo el cartel colgado en la fachada distinguía el local de una simple tienda más. Todo el espacio interior había sido unificado mediante el derribo de las paredes. Las pequeñas mesas, donde los peticionarios eran atendidos, despedían un olor a humedad y podredumbre que hacía difícil respirar sin poner muecas. Xerim llevaba cinco minutos luchando contra las nauseas y ya casi sentía la bilis en la boca. Si había largas colas para atender a los visitantes era por el largo discurso que aquellos hombres, los cuales ejercía su trabajo con una lentitud digna de estudio, se veían obligados a recitar a cada peticionario. El alquimista comenzó a preguntarse como hacían aquellos hombres para soportar el hedor durante tantos años.

-Disculpe – interrumpió él-, realmente tengo prisa. ¿Puede decirme cuando puedo partir hacia el puerto?

-Por supuesto, como iba diciéndole... – continuó el funcionario ignorando su pregunta. Aquel hombre no iba a parar hasta que no terminara su discurso. Durante tres minutos más, continuo enumerando reglas y prohibiciones sobre viajar por el Camino del Haz bajo las condiciones que el Consejo imponía-...así que teniendo en cuenta todo lo dicho hasta ahora, y las listas de peticionarios que han pasado antes que tú, podrás viajar a Puerto Cloaca dentro de tres semanas.

-Eso es demasiado tiempo – respondió Xerim-. Necesito viajar en los próximos tres días como mucho.

-Me temo que no es posible encontrar un hueco en las listas públicas de ninguna manera – replicó el hombre con gesto ofendido. No parecía acostumbrado a que le replicaran-. Si quiere puede pagar por un hueco en el transporte privado.

-No tengo dinero para costearme uno. Si pudiera,  no le estaría rogando por un sitio – explicó el alquimista, con claras intenciones de despertar la compasión de su interlocutor.

-Nosotros tampoco tenemos dinero para realizar el mantenimiento de la calzada – dijo aun más ofendido de lo que estaba unos segundos antes-. Esto no es una asociación benéfica, o pagas o te largas.

Xerim decidió que era el momento de irse. Con gusto le habría vomitado encima a aquel tipo a modo de agradecimiento. Sin embargo, la discusión había abotargado sus sentidos y el olor había pasado a un plano secundario. Si no había forma de conseguir un pase de forma legal, habría que usar métodos algo más imaginativos. Pero eso tendría que ser mañana, hoy ya había perdido demasiado tiempo en la oficina.


Cita de: Maxus en 17 de Marzo de 2012, 19:07Todos tenemos derecho a ser una personalidad de Ayr. Lo pone en algún sitio de la Constitución uhm

Cita de: PsyroUna vez un zubat atacó a rayd y estaba tan confuso que fue a casa de ayrendor a pegarle una paliza.

Cita de: Idunne en 17 de Enero de 2012, 17:52
Cita de: khalanos en 17 de Enero de 2012, 17:13
Cita de: Skiles en 17 de Enero de 2012, 16:33Bleach

one piece?

Jungle Wa Itsumo Hare Nochi Guu

ayrendor


Día 4

PdM – 30.

Tareas Obligatorias

Visitar la "Torre de los Astros" [Cuartel de Veldro] – 6. 

Tareas Opcionales

• Visitar "La Feria" – 7.

Conseguir un pase a Puerto Cloaca – 10.

• Apelar al Rombo para conseguir un permiso para entrar en "La Fortaleza" – 10.

• Visitar a Floze e Ypwen para pedirles ayuda – 6.


Se abren las votaciones.


Cita de: Maxus en 17 de Marzo de 2012, 19:07Todos tenemos derecho a ser una personalidad de Ayr. Lo pone en algún sitio de la Constitución uhm

Cita de: PsyroUna vez un zubat atacó a rayd y estaba tan confuso que fue a casa de ayrendor a pegarle una paliza.

Cita de: Idunne en 17 de Enero de 2012, 17:52
Cita de: khalanos en 17 de Enero de 2012, 17:13
Cita de: Skiles en 17 de Enero de 2012, 16:33Bleach

one piece?

Jungle Wa Itsumo Hare Nochi Guu

Mime

- Visitar a Floze e Ypwen para pedirles ayuda
- Visitar "La Feria"
- Apelar al Rombo para conseguir un permiso para entrar en "La Fortaleza"

Minerva

Vamos a por la parte más ilegal. Y de paso me copieteo de Mime


- Visitar a Floze e Ypwen para pedirles ayuda
- Visitar "La Feria"
- Apelar al Rombo para conseguir un permiso para entrar en "La Fortaleza"

Lance

- Visitar a Floze e Ypwen para pedirles ayuda
- Apelar al Rombo para conseguir un permiso para entrar en "La Fortaleza"
- Visitar "La Feria"

El tipo

Cita de: Mime en 19 de Julio de 2011, 19:31
- Visitar a Floze e Ypwen para pedirles ayuda
- Visitar "La Feria"
- Apelar al Rombo para conseguir un permiso para entrar en "La Fortaleza"

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ayrendor

#186

Tres golpes secos a la ajada puerta fueron suficientes para captar la atención de la dueña. Xerim, el cual se había perdido cuando buscaba la casa de Ypwen, rezó para que estuviera en casa. Llegar hasta allí por ese laberinto de calles había sido una aventura. Afortunadamente, el barrio estaba plagado de hostales y tabernas en los que podías obtener ayuda por un par de monedas. "El Distrito" es el vecindario más pluricultural de la ciudad, lo cual es lógico si tenemos en cuenta su amplia superficie, y es donde la mayoría de los extranjeros se alojan durante sus cortos periodos de estancia. Con ayuda de un mozo de la taberna "El Vigía Tuerto" había conseguido llegar hasta el lugar.

La puerta chirrió al abrirse hacia dentro. Ypwen, vestida con un mono de trabajo limpio, tenía unas marcadas ojeras bajo sus apagados ojos marrones con puntitas verdes. Sus mofletes caían hacia los lados haciendo que su boca adquiriera una graciosa forma de "U" invertida. Por el tono amarillento de su tez, Xerim intuyó que estaba enferma. También su nariz, la cual normalmente apuntaba como una afilada hoja de lanza a sus interlocutores, parecía haber perdido su posición aquel día. Siendo una mujer de pocas palabras, cabeceo para indicarle que pasará a dentro.
Ypwen no pasaba precisamente mucho tiempo en su casa, por lo que el orden no formaba parte de sus prioridades. Miraras donde miraras había libros, herramientas y trozos de chatarra desperdigados por la habitación central. Al fondo de la estancia, una puerta entreabierta permitía ver parte del laboratorio casero de la alquimista. Incluso viendo su salud mermada, aquella chica no paraba de trabajar.

-No tienes buen aspecto – dijo Xerim preocupado por el sobresfuerzo de ella.

-Y tú tienes una capacidad deductiva mediocre. ¿Podemos dejar de lado las cosas evidentes? – respondió incomoda ella. Con un gesto de la mano le indicó que se sentará en el único taburete libre-. Ahora cuéntame a que has venido a mi casa.

-¿Hacerte una visita no es suficiente motivo? – bromeó él. La mirada intimidatoria que Ypwen le devolvió le convenció de dejar las bromas de lado-. Venía a preguntar algo sobre mi hermana.

-¿Savage? – preguntó ella, extrañada por la repentina preocupación de Xerim-. Ya te lo dije el otro día en el laboratorio y mi respuesta no va a cambiar. Llevo bastante tiempo sin saber nada de ella.

-Imaginaba que sería así. En realidad, mi pregunta iba en otra dirección. ¿Te pidió algo la última vez que estuvo contigo?

La alquimista cerró los ojos y se llevo la mano derecha a la cabeza. En cualquier otra persona eso habría sido un gesto de dolor, en Ypwen significaba que estaba recordando. Tras unos segundos separó los párpados y se fue directa al laboratorio. Cuando regresó, traía unos papeles manchados en la mano. Descarto los tres primeros y le pasó el cuarto.

-Me pidió una muestra del lote número quince – le indicó apuntando con el dedo hacia la mitad del papel-. Son unos aceleradores de combustión energética. Se supone que prolongan durante un corto espacio de tiempo las capacidades corporales.

-¿Y se los diste? – preguntó Xerim sorprendido. Proporcionarle aquellas capsulas su hermana era como mezclar el fuego y el petróleo.

-Por supuesto, el único lote experimental que tenía – respondió ella orgullosa-. ¿Cómo cojones querías que lo testeara?

La mirada furiosa de la alquimista se clavo en él. Lo usual era que Ypwen tuviera poca paciencia, pero estando enferma el porcentaje se reducía drásticamente. Sin mediar palabra decidió que la conversación se había terminado. Su intención era clara, encerrarse en el laboratorio hasta que las fuerzas la vencieran. Xerim aprovecho los últimos metros para lanzarle una pregunta.

-¿Sabes si también le pidió algo a Floze?

-Pregúntale tú mismo. Está arriba recogiendo mi "desordenado" cuarto – respondió haciendo énfasis en el calificativo a modo de burla.



El piso superior no estaba en mejores condiciones. Hasta cuatro veces estuvo a punto de tropezar mientras esquivaba las torres de documentos repartidas por el pasillo.  Tan solo había tres puertas repartidas por el pequeño corredor. La estancia más cercana a la escalinata era un baño, probablemente el cuarto más limpio de toda la casa. La segunda puerta estaba abierta de par en par. Los objetos que horas antes habían ocupado el espacio interior habían sido amontonados en la entrada. Floze se estaba empleando a fondo para dejar aquel pequeño cuarto en las condiciones mínimas de salubridad. No hacia mucho Xerim había podido pasarse horas mirándola moverse. Actualmente, demasiados problemas poblaban su mente como para permitirse ese antiguo habito.

-Vas a dejar esto irreconocible – dijo el alquimista a modo de saludo. La mujer se giró sorprendida.

-No te había visto Xerim – le contestó con una sonrisa de oreja a oreja-. Espero que se ponga bien pronto. No puedo estar cuidándola todos los días. Y si no lo hago yo, no lo hará nadie.

-Se esfuerza demasiado. Aunque  – tras reflexionar unos segundos dijo-,  en cierto modo la entiendo. Lleva muchos años trabajando en su proyecto como para que ahora le corten el grifo.

-Debe ser muy duro – intervino Floze mirándole fijamente. Él se dio cuenta de que la noticia de su fracaso ante el tribunal se había extendido lo suficiente para llegar a ellas.

-Nada que no se pueda superar con un poco de voluntad – dijo restándole importancia-. Necesito hacerte una pregunta. ¿Te pidió Savage algo la última vez que la viste?

-Diría que si lo hizo – respondió Floze con gesto de preocupación-. Una de mis composiciones de descomposición de materiales.

"Genial -pensó Xerim-. Ahora su hermana tenía capsulas que podían mejorar la potencia del cuerpo y mezclas capaces de descomponer objetos". El asunto se complicaba por segundos y la creciente preocupación del joven alquimista se reflejo en su rostro.

-No pongas esa cara, no le he dado acido sulfúrico – explicó ella tratando de tranquilizarle-. Si impacta en la piel de alguien como mucho producirá irritación.

-Supongo que eso tendría que calmarme, pero no lo hace – dijo Xerim retirándose del marco donde estaba apoyado-. Debería irme, aun tengo cosas que hacer.

-Buena suerte. Ten cuidado – fue lo que escuchó mientras ya descendía las escaleras.


Cita de: Maxus en 17 de Marzo de 2012, 19:07Todos tenemos derecho a ser una personalidad de Ayr. Lo pone en algún sitio de la Constitución uhm

Cita de: PsyroUna vez un zubat atacó a rayd y estaba tan confuso que fue a casa de ayrendor a pegarle una paliza.

Cita de: Idunne en 17 de Enero de 2012, 17:52
Cita de: khalanos en 17 de Enero de 2012, 17:13
Cita de: Skiles en 17 de Enero de 2012, 16:33Bleach

one piece?

Jungle Wa Itsumo Hare Nochi Guu

ayrendor


Día 4

PdM – 30.

Tareas Obligatorias

Visitar la "Torre de los Astros" [Cuartel de Veldro] – 6. 

Tareas Opcionales

• Visitar "La Feria" – 7.

Conseguir un pase a Puerto Cloaca – 10.

• Apelar al Rombo para conseguir un permiso para entrar en "La Fortaleza" – 10.

Visitar a Floze e Ypwen para pedirles ayuda – 6.


Se abren las votaciones. Aunque no teneis para una de las dos opciones, así que es simbólico.


Cita de: Maxus en 17 de Marzo de 2012, 19:07Todos tenemos derecho a ser una personalidad de Ayr. Lo pone en algún sitio de la Constitución uhm

Cita de: PsyroUna vez un zubat atacó a rayd y estaba tan confuso que fue a casa de ayrendor a pegarle una paliza.

Cita de: Idunne en 17 de Enero de 2012, 17:52
Cita de: khalanos en 17 de Enero de 2012, 17:13
Cita de: Skiles en 17 de Enero de 2012, 16:33Bleach

one piece?

Jungle Wa Itsumo Hare Nochi Guu

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