Día 6. Desaparecidos y apariciones.

[Khram Cuervo Errante]

- Sigues a una diosa venida a menos por su propia altanería, olvidada por su hijo, que fue el primer olvidado. Y la locura de este hombre es la locura de los dioses. ¡Cuanto mal se habría evitado si en lugar de ocuparos de las rencillas humanas, os hubiérais centrado en lo que os toca, sacerdotes!

En tus manos has tenido la clave y la has regalado. Búscala de nuevo, porque allí encontrarás conocimiento.

[Clave]

- ¿Pero quien eres y por que nos estas contando todas estas cosas?

[Khram Cuervo Errante]

- Soy la Madre de todo lo que vivo. Soy tu Madre, Tyr del caimán, aquella a quien una vez adoraste. Y os cuento esto porque ese al que intentáis ver es mi hijo, mi hijo más amado.

[Clave]

Miro con una increíble cara de asombro, la ultima vez que escuche de Shan Dru yo aun vivia en los pantanos de Bort, ¿como era posible que yo la estuviera viendo con mis propios ojos y a escasa distancia?

- Lo siento madre tierra, únicamente con una palabra tuya me bastara para dar media vuelta y no mancillar mas tus ojos.

[Khram Cuervo Errante]

- Eso depende de tí. Libertad o muerte. ¿Recuerdas?

[Clave]

Cabizbajo y recordando mi infancia, solo pude gesticular un bajo y vergonzoso...


-Libertad

[Khram Cuervo Errante]

- Y por eso no estás muerto ahora mismo, adorando a lo que adoras. Libertad o muerte. Eso también rige para aquel a quien buscáis.

¿Por qué ahora tanta urgencia? Os lo habéis encontrado antes, lo habéis tenido a vuestro lado y lo habéis tratado como a una escoria.

[Clave]

-¿ese borracho del que tanto oí hablar es él?

[Khram Cuervo Errante]

- Has tardado en reconocerlo. Creía que un bortai reconocería a otro.

[Calabria]

Tras una caminata por la espesura, unas voces llegan a mis oídos y me dirijo a ellas. Al asomarme entre los árboles veo al rudo bortai con gesto arrepentido. Sigo su mirada y no puedo creer lo que aparece ante mí.
Esa hermosa dama solo puede ser...ella. La Madre de todo. Nunca me había planteado en demasía su existencia, creía que era poco más que una leyenda, un personaje de antiguas historias sobre druídas y caballeros. Ahora está ahí, frente a mis ojos. Yo, que nunca entendí la gran fe de mi maestro. La existencia tangible de Shium me parecía incompatible con la alquimia y la ciencia y ahora...
Caigo de rodillas, una sola palabra escapa de mis labios mientras mantengo la mirada fija en la aparición.
- Shan'dru