- Por supuesto, vamos, no perdamos el tiempo.

Angelique se dirige hacia la salida de la parroquia acompañada de sus dos fieles sirvientes, no sin antes volver la cabeza atrás creando un efecto de movimiento de anuncio de champú excelente, para dirigirle una sonrisa con un guiño a Catalina.

- Nos veremos, cuídate.

Salieron de la parroquia con paso firme, se subieron en el coche y esperaron.

Veo a Angelique irse y con prisa para no quedarme atrás la sigo. Llego al coche y me subo, Jack arraca.

Trilirí, trilirí. SMS.

Angelique le enseña el teléfono a Vincenzo, lo único que necesita para arrancar el coche y dirigirse a la dirección indicada.

Miro el SMS que me acaba de llegar y el ordeno a Jack que parta a recoger al francés. Tengo que hablar con él, confirmar nuestra alianza y alertarlo sobre el virus. Es mi deber reunir gente no infectada para luchar contra él. Por ahora sólo cuento con el apoyo de Angelique, que si bien no habíamos hablado, nuestra relación transciende las palabras y sólo con una sé qué es lo que piensa. Y en sus ojos vi que pensaba igual que yo.