CientoSeis

- ¡Joder, menudo boquete! - el albañil se había quedado impresionado.

- ¿Y dice que por aquí escaparon dos personas? ¡Podría haber escapado un regimiento!

Los dos obreros, maestro y aprendiz, observaban sorprendidos el enorme agujero que había en las celdas de la prisión de la abadía de Rugan. La noche anterior, mientras la lluvia arreciaba, algo había perforado las gruesas paredes y había deshecho el muro, por el que habían escapado dos peligrosos prisioneros. Siempre según las palabras del alguacil, claro. Lo más probable es que, estando los fieles de Rugan como estaban, fueran dos tramperos a los que habían cogido merodeando por los claros de los bosques.

- Pues va a llevar tiempo... nos hace falta acero para recolocar los barrotes, y tal como se está poniendo el tiempo, tardará en venir. Mire, usted vaya pidiendo el material y, cuando llegue, me viene a buscar a la posada.

Los dos operarios recogen los instrumentos que habían esparcido por los alrededores y, echándose el capazo al hombro, se dirigen al establecimiento de Derrin. Una vez dentro, encuentran al posadero un tanto nervioso.

- Uy, amigo, os veo un tanto azorado.

- No es para menos. He perdido a un hombre - la voz del tabernero suena apesadumbrada.

- ¿Otro? Los ruganitas han perdido a dos, vos a uno...

- Si los ruganitas andan por medio, aún temo más. Pero en fin, ahora hablemos de negocios. ¿Vienen los señores buscando habitación?

La sala común, completa y absolutamente desierta como no estaba hace tiempo, se llena con los parlamentos de los albañiles y el posadero.

Otro día más, y las cosas se están quedando peor a medida que pasa el tiempo. No obstante, al oir la conversacion en la taberna, decido acercarme a los albañiles y preguntarles sobre ese "agujero", y si pueden darme alguna indicación sobre cómo se efectuó el mismo.

NdM: Gilles, si quieres preguntar algo, rolealo.

- Pues sí, mire... un boquete enorme en uno de los muros de la prisión. Como si una rata enorme lo hubiera roído... todo un espectáculo.

Salgo por detrás de la casa del Alcalde, a paso firme, mirando hacia abajo, como buscando algo perdido. Las gotas caen de mi cuerpo y espantosos espasmos hacen temblar cada célula de mi organismo.

Por el rabillo del ojo lo veo bordeando el templo

-Diosa, ilumina nuestro camino... Pienso para mis adentros.

Acto seguido me detengo casi en el medio de la distancia que separa la casa de Álvea y los templos.

Cita de: Khram Cuervo Errante en 12 de Enero de 2010, 09:16
NdM: Gilles, si quieres preguntar algo, rolealo.

- Pues sí, mire... un boquete enorme en uno de los muros de la prisión. Como si una rata enorme lo hubiera roído... todo un espectáculo.

* Ok, tomo nota sobre el roleo al preguntar*

-¿Una rata gigante? Pero como es posible, ¿el agujero fué hecho desde dentro o desde fuera?

Cita de: Gilles en 12 de Enero de 2010, 17:09

Cita de: Khram Cuervo Errante en 12 de Enero de 2010, 09:16
NdM: Gilles, si quieres preguntar algo, rolealo.

- Pues sí, mire... un boquete enorme en uno de los muros de la prisión. Como si una rata enorme lo hubiera roído... todo un espectáculo.

* Ok, tomo nota sobre el roleo al preguntar*

-¿Una rata gigante? Pero como es posible, ¿el agujero fué hecho desde dentro o desde fuera?

- Tal como parece, es como si alguien hubiera tirado desde un lado y otro empujado desde el otro.

Una vez escondido cerca de los guardias me pongo a hacer mis oraciones matutinas en silencio. Más para darme un poco de valor que para darle tiempo a mi compañero que estubiera listo. Me encontraba dolorido, helado y hambriento. Si no me mataban los Ruganitas seguramente lo haría la pulmonía. Debí quedarme prisionero en el templo.

Una vez terminada la oración más larga que debo haber hecho en mi vida derribo lo más ruidoso que tengo al alcance y hago un intento de grito de dolor. Había escuchado alaridos de personas doloridas de verdad antes e intenté hacerlo lo más parecido posible, pero no me terminaba de convencer. Tenía que hacer algo más... Que la Diosa me perdone por decir su nombre en vano.

-¡Por Brishna! Como duele

Miro a Vaqanesh desde lejos. Su acto estaba hecho, si había llamado la atención de los guardias estaba por verse. Empecé a caminar luego a trotar en dirección hacia el.

Cita de: Khram Cuervo Errante en 12 de Enero de 2010, 20:41

Cita de: Gilles en 12 de Enero de 2010, 17:09

Cita de: Khram Cuervo Errante en 12 de Enero de 2010, 09:16
NdM: Gilles, si quieres preguntar algo, rolealo.

- Pues sí, mire... un boquete enorme en uno de los muros de la prisión. Como si una rata enorme lo hubiera roído... todo un espectáculo.

* Ok, tomo nota sobre el roleo al preguntar*

-¿Una rata gigante? Pero como es posible, ¿el agujero fué hecho desde dentro o desde fuera?

- Tal como parece, es como si alguien hubiera tirado desde un lado y otro empujado desde el otro.

-Por lo tanto, parece que ha sido obra de dos personas, una de ellas encerrada en la carcel y otra que le vino a ayudar. Muchas gracias buen hombre, Derrin, esta ronda la pago yo.

Dejo unas monedas en la barra, y me voy camino de la prision.

Mojado, sucio, desarmado y entumecido grite:

-POR FIN LIBRE!, Joder la celda no estaba mal, había conocido sitios muchísimo menos hospitalarios pero por lo visto el mago no había soportado tanta presión y por lo visto perdió la cabeza desapareciendo justo después de que aquella abominación nos salvara

Me dirijo al bosque, mucha gente se me queda mirando y es normal ya que el aspecto que tengo ahora mismo destaca y la sangre que me cubre todavía mas, aunque por suerte no toda la sangre que me cubría era mía, esos malditos ruganitas fueron buenos sacrificios.

Cuando llego al interior del bosque veo como mi yurta sigue en pie y el cadáver del jabalí colgado y comido por los gusanos. Aun así trepo para alcanzarlo y cojo la daga que aun llevaba en el cuello clavada para destriparlo, no es una espada pero de algo servirá, después de armarme me dirijo al rió a ver a limpiarme un poco y a ver si podemos pescar o cazar algo por el camino.

LLego al rio y me tiro de cabeza, estoy un buen rato limpiándome y pesco la comida de hoy.

Acabado de comer y me dirijo al pueblo a ver si encuentro alguna oportunidad de conseguir algo de dinero, armas o informacion.

Aún estoy en el bosque. A mi alrededor todo sónn árboles, y todos me dan la impresión que me vigilan. Que justo me ha ido, debo vigilar más, estasn todos muy excitados. Al menos no me han quitado la capa, que más me deben haber quitado?

En fin, ahora debo comer, cazaré algo. El rpoblema será donde dormir, le tengo reservado al tabernero cada dia la misma habitación, pero igual no me querrá ahí, debo cintactar con él.

Claro que están y siguen siendo 2.

Llego hasta donde esta Vaqanesh. Recojo algunas que tiro de sus cosas y se las doy y le susurro bajo

-No va a quedar otra que entrar por la fuerza...

-Ya me lo temía.

Tomo en mi mano mi colgante con un sol (o cualquier cosa similar que tenga, si soy monje algo tengo que tener lol), me hacerco a los guardias y uso parálisis divina sobre ambos. Si solo puedo uno por vez doy un salto hacia atras después del primero y trato de mantenerme lejos de la espada del segundo, mientras que alzo mi simbolo de brishna, en caso que no me aleje lo suficiente intento usar Santuaio de luz.

Si el guardia deja de concentrarse en mi desago el santuario y vuelvo a usar Parálisis divina.

Por partes.

En la puerta del convento se oye invocar:

- Por el divino poder de la diosa de la luz, invoco parálisis divina.

Al pronunciar estas palabras, uno de los guardias de la puerta se queda paralizado mientras su compañero grita:

- ¡Traidor! ¡A mí, shun'karith!

Una nueva invocación paraliza al guardia, en una postura tan ridícula, que es evidente que está bajo un conjuro. Ahora hay que darse prisa: la alarma ha sido dada y no tardarán en llegar los primeros shun'karith.

Dieron la alarma, me lo temía. Se va a llenar de shun'karith en cuestion de segundos.

Perdoname Gran Diosa.

Desenvaino mi mandoble y les corto de una buena estocada una pierna a cada uno. Al menos no nos van a seguir por un buen rato.

Edito: Khram, les corto arriba del tobillo, nada de desgarrar muslos eh.

Para eso, hay combate.

Stefan, declara combate.

Dheon, ataca: d20 - 20, crítico. Guardia 1 inconsciente.
Dheon, ataca: d20 - 13, impacto. Desaparece el conjuro.

Mientras uno de los guardias acaba en el suelo, inconsciente, el otro, lacerada su carne, da horripilantes gritos de alarma y dolor.

El acto del paladín me saca de mis casillas

-¡¿QUÉ HACES IDIOTA?!

Uso el toque de Brihna para por lo menos aminorar la hemorragia. En mi interior se desata un conflicto, hacer lo que pueda por salvarle la pierna o conservar mis energías para uír. Maldito paladín ¡¿Donde mierda entrenó, en una carnicería?!

El mandoble, cubierto de sangre, como nunca habia estado me golpeaba la mente. Había cruzado un linea y no había vuelta atrás. Eran mis libros, y lo había pedido amablemente.

-Vamos, rápido Vaqanesh, adentro!!!

Entro corriendo dentro del templo.

Eso es cirugía, no magia...

A regañadientes sigo a Dheón.

-Espero que sepas lo que estas haciendo- le digo cortante.

Me dirijo al cementerio, tengo algo en mente, muahaha!

Encomiendo mi alma a la Diosa y salto desde el primer piso del templo, hacia nel bosque. El golpe me pareció muy duro pero por milagro no tenía lesiones. Mire a los lados por si habían guardias cerca y luego le hecie señas a Dheón para que me siguiera.

Veo a Vaqanesh, ileso y me apronto.

Miro hacia el sol y rezo por tener buena fortuna.

Salto por la ventana y caigo, me golpeo, pero no creo que sea grave y me incorporo.

-Hacia el bosque ahora... Vamos!

Afirmo mi brazo contra lois libros y voy caminando hacia el bosque.

Al salir veo como 2 hombres armados se dirigen al bosque en la lejania.

- Creo recordar que en la direccion opuesta esta el convento, me acercare a ver que ocurre, puede que encuentre algo interesante.


Al llegar al convento veo a guardias tirados en el suelo, cubiertos de sangre al igual que la pierna de uno de ellos.

-Puede que haya encontrado a los hombres que he estado buscando durante todos estos días...

Cojo la espada de uno de los ruganitas y en el instante que oigo guardias corriendo y gritando huyo al bosque en la misma dirección que los anteriores hombres que escaparon del convento, aunque creo que ya es demasiado tarde para que no me hayan visto.